Don Amadeo se dirige a los catequistas de su diócesis (Plasencia), pero como presidente de la Subcomisión de Catequesis de la Conferencia Episcopal Española, se expresa para todos los catequistas.
Queridos catequistas:
Antes de un mes, si Dios quiere, nos encontraremos todos en una jornada que va a ser muy especial para los que por vocación os dedicáis a la transmisión de la fe en nuestra Diócesis de Plasencia. El próximo día 23 de enero estáis convocados al Encuentro Diocesano de Catequistas, que en este Año Jubilar de la Misericordia será también la ocasión de que pasemos por la Puerta Santa, al encuentro del amor misericordioso del Padre. Os animo a todos a participar en este acontecimiento de gracia y misericordia
Con esta carta cumplo además lo que os prometí y os hablo de vuestra identidad y de vuestro quehacer en la catequesis de iniciación cristiana en nuestras parroquias. Lo hago como vuestro obispo, pero también porque, reflexionando sobre vuestra identidad y misión, reflexiono sobre la mía. El obispo es el primer catequista de la diócesis y, por eso, comparte con vosotros la misma vocación: la de transmitir la fe de la Iglesia a otros, la de ser, como ha dicho el Papa Francisco, “testigos de la memoria de Dios”.“El catequista es aquel que custodia y alimenta la memoria de Dios; la custodia en sí mismo y la sabe despertar en los otros”. Como veis, es muy hermosa nuestra identidad y es muy gratificante nuestra misión. Ser catequista es gracia, es elección, es llamada del Señor a través de la Iglesia.
Evidentemente, toda gracia lleva aparejada una gran responsabilidad, y en el caso de la vocación del catequista se le pide que sea testigo, maestro y educador de la fe. Por eso, la primera y esencial condición para ser catequistas es estar muy bien asentados en la vida cristiana, en lo fundamental de la experiencia de fe que comparten en la parroquia. La misión del catequista no es sólo hacer, es ser y crecer haciendo en lo que son, porque eso es en definitiva lo que luego dan, lo que realmente son. Cuanto más se entreguen a la tarea que realizan, más descubrirán que no pueden dar sin tener, que no pueden ser maestros si no son testigos de la fe que transmiten. Y son lo que va haciendo en ellos El que los elige, los llama y envía.