viernes, 31 de enero de 2014
miércoles, 29 de enero de 2014
San Enrique de Osso_Iglesia de San Lorenzo
martes, 28 de enero de 2014
Felicidades - Don Braulio

Por ello trasladamos su respuesta de whatsapp al que Juan Carlos Plaza le envío en el día de ayer, después de la celebración de San Enrique de Ossó: "Que ilusión tan grande recibir la felicitación de los catequistas de Valladolid. No me lo merezco. Dales mis recuerdos y mi agradecimiento. +Braulio, arzobispo de Toledo".
Pues gracias a usted, por ser tan cariñoso y atento.
Benedicto XVI - Catequesis sobre Santo Tomás de Aquino, OP.
BENEDICTO XVI
AUDIENCIA GENERAL
Sala Pablo VI
Miércoles 23 de junio de 2010
Miércoles 23 de junio de 2010
Santo Tomás de Aquino (3)

Queridos hermanos y hermanas:
Quiero completar hoy, con una tercera parte, mis catequesis sobre santo Tomás de Aquino. Incluso más de setecientos años después de su muerte, podemos aprender mucho de él. Lo recordaba también mi predecesor, el Papa Pablo VI, quien, en un discurso pronunciado en Fossanova el 14 de septiembre de 1974, con ocasión del VII centenario de la muerte de santo Tomás, se preguntaba: «Maestro Tomás, ¿qué lección nos puedes dar?». Y respondía así: «La confianza en la verdad del pensamiento religioso católico, tal como él lo defendió, expuso y abrió a la capacidad cognoscitiva de la mente humana» (L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 22 de septiembre de 1974, pp. 6-7). Y el mismo día, en Aquino, refiriéndose de nuevo a santo Tomás, afirmaba: «Todos, todos los que somos hijos fieles de la Iglesia podemos y debemos, por lo menos en alguna medida, ser discípulos suyos» (ib., p. 7).
Aprendamos, pues, también nosotros de santo Tomás y de su obra maestra, la Summa Theologiae. Aunque quedó incompleta, es una obra monumental: contiene 512 cuestiones y 2669 artículos. Se trata de un razonamiento compacto, cuya aplicación de la inteligencia humana a los misterios de la fe avanza con claridad y profundidad, enlazando preguntas y respuestas, en las que santo Tomás profundiza la enseñanza que viene de la Sagrada Escritura y de los Padres de la Iglesia, sobre todo de san Agustín. En esta reflexión, en el encuentro con verdaderas preguntas de su tiempo, que a menudo son asimismo preguntas nuestras, santo Tomás, utilizando también el método y el pensamiento de los filósofos antiguos, en particular de Aristóteles, llega así a formulaciones precisas, lúcidas y pertinentes de las verdades de fe, donde la verdad es don de la fe, resplandece y se hace accesible para nosotros, para nuestra reflexión. Sin embargo, este esfuerzo de la mente humana —recuerda el Aquinate con su vida misma— siempre está iluminado por la oración, por la luz que viene de lo Alto. Sólo quien vive con Dios y con los misterios puede comprender también lo que esos misterios dicen.
domingo, 26 de enero de 2014
San Enrique de Ossó - patrono de los catequistas
En noviembre de 1998 la Sagrada Congregación declaraba patrono de los Catequistas españoles a San Enrique de Ossó y Cervelló, sacerdote español del siglo XIX. Algún catequista se habrá preguntado, quizás, quién fue este Enrique de Ossó, y en justicia hemos de presentarlo.

Nació en Vinebre (Tarragona) en 1840 y murió en Gilet (Valencia) en enero de 1896. “El amor a Jesucristo le condujo al sacerdocio, y en el ministerio sacerdotal Enrique de Ossó encontró la clave para vivir su identificación con Cristo y su celo apostólico”, durante los difíciles años del Sexenio Democrático (1868-1874) y de la Restauración monárquica española (desde 1875).
La ciudad de Tortosa (Tarragona) fue el escenario principal de su acción durante los primeros años de sacerdocio, extendiendo, después, su radio de acción a otras diócesis de Cataluña y del resto de España.
ENRIQUE DE OSSÓ CATEQUISTA

Tenía alma de maestro. Desde niño había manifestado el deseo de serlo “porque esto es cosa que muchas almas lleva a Dios”. Pero a la muerte de su madre en 1854, se siente llamado al sacerdocio, comprometiéndose ante la Virgen de Montserrat con una fórmula personalísima, que anuncia su misión futura: “Seré siempre de Jesús, su ministro, su apóstol, su misionero de paz y amor”.
En los años de seminarista en Tortosa y Barcelona su vida fue sencilla. Estudio intenso, vida de piedad y oración diaria, retiros frecuentes en la soledad, práctica de la caridad con los más necesitados, y catequesis informal, organizada espontáneamente por el seminarista durante las vacaciones de verano en su pueblo de Vinebre. El interés y la simpatía por los más pequeños, le llevan naturalmente a ponerles en contacto directo con Jesús, a hacerles conocer y amar a Jesús, el mejor amigo. Y desde Jesús, les enseña a rezar a Dios Padre.
Pero cuando Enrique de Ossó se revela como catequista fue a partir de 1869, la época más conflictiva de todo el siglo. El joven Enrique había sido ordenado sacerdote dos años antes y destinado como profesor del Seminario de Tortosa, al que dedicó entusiasmo y energías pastorales durante el primer año. Pero la Revolución de Septiembre de 1868 paralizó la vida religiosa de aquella ciudad, hasta el punto de tener que cerrar el Seminario diocesano. Enrique de Ossó se retiró a su pueblo natal de Vinebre. En aquel obligado retiro de un año pudo compaginar la oración, el estudio, los paseos largos y la catequesis a los niños. Seguramente durante aquellos meses, Enrique de Ossó reflexionó largo sobre la situación de la sociedad española, y pensó ya entonces en la necesidad de regenerarla. Por fin, en octubre de 1869,—tras elobligado año sabático en Vinebre— regresa Mosén Enrique para reanudar el curso académico 1869-1870. Y entonces el Obispo le hace una encomienda, que él mismo cuenta:
Infancia Misionera en Cigales y Corcos del Valle
El lema de esta jornada es "Los niños ayudan a los niños". A lo largo de esta semana en la catequesis, en la escuela y en la familia han esta reforzando este aspecto.
También, con motivo de esta campaña, antes de la Navidad se les entregó una hucha que tenían que construir como se construye una casa, pintarla, decorarla,... ponerla cerquita del belén familiar y depositar alguna monedita para las misiones.
En estas parroquias del ámbito rural, hemos querido vivir la Eucaristía Familiar con la mirada puesta especialmente en los niños, como esperanza de la misión de la Iglesia.
sábado, 25 de enero de 2014
CATEQUISTAS EN FORMACIÓN - ARCIPRESTAZGO OESTE
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CATEQUISTAS DE ARCIPRESTAZGO OESTE DE VALLADOLID PARTICIPAN EN DESCALZAS REALES
EN UN ENCUENTRO DE FORMACIÓN.
El
sábado 18 de enero, un amplio grupo de los catequistas de las parroquias del
Arciprestazgo Oeste de Valladolid, se reunieron para la formación mensual de la
Escuela Arciprestal. En esta ocasión se reunieron en el Convento de las
Descalzas Reales para compartir una experiencia de formación de lectura
iconográfica de arte cristiano. La imagen artística ha sido un vehículo
fundamental de la catequesis cristiana, como tal, el catecismo “Jesús es el
Señor” presenta una lámina síntesis del tema a partir de una imagen de la
tradición iconográfica. Aprovechando el
discurso expositivo que Descalzas Reales sigue presentado después del “Legado
de la Toscana”, el coordinador de la escuela de catequistas, D. Guillermo
Camino, disertó sobre el sentido de la imagen artística y la transmisión de la
fe.
En el
transcurso del encuentro, hubo un momento de singular emotividad al poder
contemplar la imagen de El Salvador, obra del Greco, que pronto participará en
la Exposición conmemorativa del IV Centenario del maestro candiota en Toledo.
viernes, 24 de enero de 2014
Infancia Misionera - Campaña 2014
Explicación del lema Infancia Misionera 2014:
“Los niños… Hablamos de niños y niñas que de alguna manera entienden el compromiso de la solidaridad sin fronteras.
… ayudan… Los niños son capaces de entender que lo que tienen lo han recibido gratuitamente y que están llamados a compartirlo con los demás.
… a los niños” Se crea una corriente de solidaridad, especialmente con los niños más necesitados.
Formación Catequistas Infancia Misionera 2014:
UNA REVOLUCIÓN SOLIDARIA
Presentación de la Jornada de Infancia Misionera 2014
El pasado 9 de mayo de 2013 se cumplían 170 años del inicio de una hermosa historia. El obispo Carlos-Augusto Forbin-Janson tenía gran amistad con algunos de los misioneros franceses en China, y él mismo deseaba partir hacia el continente asiático, pero Dios tenía otros planes para canalizar su vocación misionera. Monseñor Forbin-Janson conocía de primera mano las dificultades de muchos niños de aquel país para poder sobrevivir; de modo especial, le entristecía profundamente que miles de estas criaturas murieran sin el bautismo.
Siguiendo el ejemplo y la palabra de Jesús, acudió a los más débiles y a los menos poderosos, a los niños y niñas de su diócesis: “¿Queréis ayudarme a salvar a los niños y niñas de China?”. La respuesta no se hizo esperar. Todos se comprometieron a apoyarle con una avemaría diaria y una limosna mensual. Desde entonces, millones de niños se han sumado a esta corriente de solidaridad. Así nació la que hoy llamamos Obra Pontificia de la Infancia Misionera y que durante muchos años fue conocida como Santa Infancia.
La fuerza de la infancia
El obispo Forbin-Janson dejó escrito: «El nacimiento de Jesús, hijo de Dios e hijo del hombre, pareció consagrar ya la primera edad de la vida, haciendo a la infancia amable, iluminada por el dulce reflejo de su misma gloria, y muy pronto, un nuevo lenguaje de enseñanzas y de ejemplos quitarán toda duda sobre la voluntad formal de dar a la infancia los derechos negados y, más aún, de añadir privilegios». Estas palabras muestran claramente su convencimiento de que la debilidad de la infancia, tiempo de silencio y de soledad, ha sido divinizada por Jesús y se ha convertido en fuente de gracia para todos, sobre todo para los niños y para los que se hacen como ellos.
Los pequeños, hasta ese momento, eran considerados, en todo caso, beneficiarios de la misión y destinatarios del anuncio; y, de pronto y de manera imprevista, se convirtieron en protagonistas convencidos y determinados. Desde los primeros meses de la fundación, la comunidad cristiana tomó conciencia de la fuerza misionera de los niños, en los cuales se manifestaba una presencia particular del Espíritu.
El protagonismo misionero de los niños fue, efectivamente, un punto sin vuelta atrás en la historia de la Iglesia. En la Antigua Alianza del pueblo de Dios, a los pequeños nunca les había sido confiado un papel de responsabilidad pastoral. A partir de la Nueva Alianza con Jesucristo, el niño se ha convertido en el punto de partida y de llegada del nuevo Reino. Muy a menudo, el Reino que Jesús describe en las parábolas evangélicas se compara a algo muy pequeño que llegará a ser muy grande: la semilla de mostaza, el grano de trigo, una pizca de levadura.

Desde su nacimiento, esta Obra se configuró como un itinerario de fe que, llevando la misión al corazón de los más pequeños, les hacía descubrir la alegría de servir a los hermanos. Este compromiso misionero implicaba un doble sentido: las oraciones, los sacrificios y la simpatía de los niños “de aquí” eran correspondidos con las oraciones, los sacrificios, la simpatía y, a veces, el testimonio del martirio de los niños chinos a quienes deseaban ayudar. Hoy este flujo de ayuda mutua alcanza a los pequeños de todo el mundo.
“Los niños ayudan a los niños”


Con el impulso de la oración y con las aportaciones recibidas, Infancia Misionera podrá seguir atendiendo a muchos niños y niñas del mundo en sus necesidades más perentorias. Obras Misionales Pontificias da las gracias a todos por anticipado, ya que tiene la esperanza y la certeza de que esta Jornada de Infancia Misionera será de nuevo una manifestación de caridad con aquellos en quienes se nos muestra el rostro de Jesús.
Director de OMP en España
Fuente: http://www.infanciamisionera.es/2013/11/que-es-infancia-misionera.html
miércoles, 22 de enero de 2014
Fiesta del beato P. Guillermo José Chaminade, SM. (Fundador de la Compañía de María - Marianistas)
Nació en Périgueux (Francia) en 1761: era el décimo cuarto hijo de una familia profundamente cristiana, que tuvo la alegría de ver cuatro hijos sacerdotes. En 1771 ingreso al Seminario Menor de Moussidan, donde, cuatro años más tarde, hace votos privados de pobreza, castidad y obediencia. Recibió la Ordenación sacerdotal en 1785.
En 1790, después del inicio de la Revolución Francesa, se transfirió para Bordéus y allí pasó la mayor parte de su vida. En 1791 se negó a jurar la Constitución Civil del Clero y ejerció el ministerio sacerdotal clandestinamente, poniendo su vida en continuo peligro. En este período conoce a la Venerable María Teresa Charlotte de Lamourous (1754-1836), que se tornó una de sus más estrechas colaboradoras y que él ayudó a fundar la Obra de Misericordia de Bordéus para la protección de las jóvenes. En 1795 se dedico a acoger en la diócesis a sacerdotes que, habiendo hecho el juramento constitucional, deseaban reconciliarse con la Iglesia. Atendió en este ministerio cerca de cincuenta sacerdotes.
En 1797 se vio obligado a huir para Zaragoza (España), donde permaneció durante tres años. Allí, junto a la Virgen del Pilar, forjó sus convicciones mariano-apostólicas y recibió la inspiración de fundar una familia de laicos y religiosos a la Virgen María.

En 1801 la Santa Sede lo nombró misionero apostólico, lo que le constituyo la confirmación oficial de sus instituciones sobre la Iglesia de ese nuevo tiempo. El Padre Chaminade concibió su ministerio y la Congregación Mariana, como una misión permanente y estable, orientada para la formación en la fe, con nuevos métodos y trabajando en íntima alianza con María.
En 1816, juntamente con la venerable Adèle de Batz de Trenquelléon (1789-1828), fundo en Agen el Instituto de las Hijas de María Inmaculada y, en el año siguiente, en Bordéus, la Compañía de María. Sus primeros miembros, que con el tiempo se llamarían marianistas, eran congregados marianos, mujeres y hombres, que querían responder al Señor con una entrega más radical, como prolongando su compromiso bautismal y su consagración a la Virgen María.

Entre tanto, el Padre Chaminade se dedico especialmente a redirigir las Constituciones y escribir importantes circulares sobre la Congregación – Alianza con María y la vida religiosa marianista. Las comunidades y las obras continuaban creciendo en Francia, después en Suiza (1839) y en los Estados Unidos de América (1849). A partir de 1836 las hijas de María inmaculada, pusieron en práctica el deseo de su fundadora, fallecida en 1828, crearon escuelas rurales en el Sur este de Francia, aseguraron así mismo la instrucción y educación cristiana de las jóvenes y la promoción de la mujer.
Los últimos diez años de su vida constituyeron para él un período de dura prueba: dificultades en la salud, problemas financieros, defección de algunos discípulos, incomprensión y desconfianzas, obstáculos en el ejercicio de su misión de fundador. Más todo fue enfrentado con gran confianza en María, fiel a su conciencia y a la Iglesia, repleto de fe y de caridad. Murió en paz, rodeado de muchos de sus hijos, junto a la capilla de la Magdalena en Bordéus, el día 22 de Enero de 1850.
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