martes, 29 de agosto de 2017

VUELTA A EMPEZAR

      Un nuevo curso está a la vuelta de la esquina. El período   prácticamente, ha concluido. Aún puede que en esta primera quincena de septiembre se disfruten algunas vacaciones en torno a la Solemnidad de la Natividad de Nuestra Señora, que nuestra capital acoge con casetas, atracciones, conciertos y multitud de actividades que se proponen para las ferias y fiestas de Nuestra Señora la Virgen de San Lorenzo. También en muchos de nuestros pueblos de nuestra archidiócesis disfrutamos con diversidad de acciones que nos preparan para tal natalicio en la gran infinidad de advocaciones de la Virgen María.
            Un curso nuevo que traerá consigo novedades: familias que se acercarán por primera vez a nuestras parroquias para informarse por las catequesis de Iniciación cristiana, catequistas que se estrenarán en esta misión tan necesaria para la vida de nuestras comunidades, jóvenes que “en pandilla” –también- se harán presentes en los despachos parroquiales para mostrar su deseo de continuar su catequesis que les ayude a integrarse definitivamente en la Iglesia, matrimonios y papás nuevos, personas que se ofrecerán para múltiples tareas evangelizadoras de la parroquia, incluso algún cambio de sacerdote.
            Este curso, también, para mí será novedoso, paso de las parroquias de Aguilarejo, Cigales y Corcos del Valle, a la de Íscar. Cuando uno comienza algo nuevo surgen temores y esperanzas, al tiempo que se sufre el desprendimiento de lo que se deja, pero también se entremezcla con deseos de “volver a empezar”. Un nuevo ciclo comenzará en mi vida, que afronto desde ya con mucha ilusión y ganas. Ruego vuestra oración para que la nueva misión que el obispo me confía la pueda desarrollar con la ayuda de tantos catequistas y agentes de pastoral como cuenta nuestra querida archidiócesis de Valladolid.
            Volver a empezar no quiere decir comenzar de cero. Los creyentes formamos parte de un pueblo con muchos siglos de trayectoria: unos a otros nos pasamos el testigo, el relevo, para continuar la misión comenzada por nuestros predecesores en la fe. Lo único que cambian son las circunstancias, el contexto; la coyuntura anima a ser creativos y realistas. El tiempo de la Iglesia es diferente al de ayer. Sabemos que no vivimos en tiempos de cristiandad, por ello no pretendamos hacer y hacer, con escasez de mano de obra, pues muchas veces no llegamos y nos frustramos, sino que lo que hagamos sea desde el Señor.
            Dios está con nosotros, esta es la afirmación más rotunda para la confianza. Él es quien nos va poniendo en el lugar adecuado, en el lugar que precisa. Para ello se sirve de sus mediaciones.
            No tengamos miedo a volver a empezar, a las novedades, el Espíritu Santo inspira a su Iglesia un aire fresco que le conserva joven, actual y llena de vitalidad para afrontar los retos y desafíos que se presentan. Instalarse en lo viejo puede llevar al aburguesamiento. Sigue siendo el tiempo de la corresponsabilidad, descubramos nuestra responsabilidad común en la Iglesia. Os necesito.