sábado, 4 de junio de 2016

SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, EN VOS CONFÍO

      
Si el mes de mayo es un mes particularmente dedicado a María, el mes de junio lo es para Jesús el Señor. Tanto la solemnidad del Corpus Christi, como la del Sagrado Corazón de Jesús, nos refieren a esta relación que la Iglesia nos propone tener con la persona de Jesús. 

Y en catequesis decimos, por definición, que la finalidad de esta, la catequesis, es la adhesión a Jesús, la comunión con Cristo. Es decir, el Amigo que nunca falla nos invita a estar muy unidos a Él que los papás, profesores, catequistas, por estarlo, guiemos a nuestros catequizandos, a esta misma comunión. Justo lo que este tiempo nos invita a vivir muy a flor de piel. 

La Eucaristía, que es “fuente y culmen de la vida cristiana”, nos llena de tal modo que mirando al Señor, contemplándolo, podemos escuchar estando en su presencia una propuesta de Amor, que nos invita a amarle a Él y al prójimo, así en la presencia de la Eucaristía, a la que adoramos, también podemos ver el rostro de tantos hermanos nuestros en los que Dios está. El Amor que sentimos por Él, Jesús desea que lo expresemos en el amor por los hermanos, recordad aquello de “cuando me visteis desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, etc. cuando todo esto lo hicisteis con uno de ellos, mis pequeños, conmigo lo hicisteis, sin distinguir razas, religiones, género, ideas, intereses, etc. 

El corazón de Jesús, abierto por la lanzada, es un corazón del que brotan agua y sangre, signos propios de los sacramentos de la Iniciación Cristiana, como son el Bautismo y la Eucaristía. La Iglesia nace del corazón abierto, de par en par, del Señor en la cruz, donde nos muestra un amor que es capaz de amar sin medida. El Señor, maestro, nos enseña el valor de la misericordia y el perdón, como camino significativo para adherirnos a Él y a los de Él.

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