Tomado del libro de los Números 22-6: “Ven ahora, te ruego, y maldíceme a este pueblo porque es demasiado poderoso para mí; quizá pueda derrotarlos y echarlos de la tierra. Porque yo sé que a quien Tú bendices es bendecido, y a quien Tú maldices es maldecido”
Estos versículos, con los que queremos iniciar este artículo, nos han hecho meditar mucho en clave de amor y de evangelización para nuestros grupos de jóvenes en las catequesis; en el texto bíblico el rey manda venir al profeta para que maldiga al pueblo de Israel, quiere vencer la batalla y piensa que hablando mal lo conseguirá, pero el profeta solo ve las cosas buenas de Israel y les bendice, “dice bien”.
A veces vemos a nuestros jóvenes en botellones, a nuestra Iglesia criticada en algunos medios… pero nosotros, los católicos bendecimos, miramos al pueblo desde la cumbre y vemos lo bueno del ser humano y lo grande de muchos adolescentes que son un testimonio de vida.
Jóvenes que viven su tiempo actual como buenos cristianos siendo además buenos músicos o atletas que en las últimas olimpiadas han dado gloria a Dios con sus triunfos y medallas, famosos que hablan sin miedo de su fe y de ir a misa a diario viviendo de acuerdo al evangelio.
Otro versículo interesante y que nos ha hecho meditar en este tiempo y que podemos unir en la reflexión al anterior es de génesis, donde dice el capítulo 2: “3. Y bendijo Dios el día séptimo y lo santificó…”. Que las noticias en un año de pandemia, con la ayuda del Espíritu que pululaba en las aguas cuando todo era caos, nos ayuden a ser “cosmos”, es decir: belleza, y así decir a nuestros chicos y chicas de las catequesis todo el bien, toda la verdad y la vida que es el Señor.
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