domingo, 8 de marzo de 2020

RELIGIOSIDAD POPULAR



            Ahora que estamos en el tiempo cuaresmal y que en nuestras parroquias tenemos muchos acontecimientos en torno a la meditación, contemplación, reflexión, de los misterios de la pasión del Señor, podríamos aprovechar para que los fieles recibiéramos una catequesis a partir de esto que llamamos Religiosidad Popular.
            Precisamente la diócesis de Valladolid es uno de esos lugares donde la gente participa mucho a partir de esta Religiosidad Popular, no solo me refiero a la gran multitud de cofrades, sino también a los que se acercan hasta los distintos rincones de nuestra provincia para contemplar la espectacular Semana Santa vallisoletana. La imaginería religiosa, las tallas, los cuadros, los pasos, las personas, los signos y los símbolos, etc. participan creando una iconografía de lo más sagrada.
En nuestra diócesis trabajaron los mejores artesanos para transmitirnos la gran belleza que se nos muestra cuando uno se fija -con los cinco sentidos- en la imagen de Cristo y de la Virgen, etc. Cuando se sintoniza con la humanidad de Dios y la de su Madre. En esa relación no verbal, y sí de mucha comunión, que hay entre ellos: entrelazando sus miradas de dolor, pero llenas de esperanza y misericordia, ¡qué experiencia la del abrazo acogedor de La Piedad!, la de la Virgen de las Angustias que abre sus manos imitando el gesto del Crucificado, etc. Son tantas las escenas que nos cautivan, son espectaculares, pero que a la vez nos evangelizan.
Los cristianos, la gente, debemos conocer el verdadero sentido de esta Religiosidad Popular. Todo ello fue creado para suscitar la devoción del pueblo de Dios. Si la Cuaresma nos invita a la conversión, a pasar por una especie de ITV donde podamos chequear el motor de nuestro corazón, las escenas que surgen de nuestras parroquias, conventos, museos, etc. son Palabra de Dios en movimiento, un verdadero Catecismo andante. Es por ello que no se da pie para banalizar como quien ve un espectáculo sin más, sino para dejarse interpelar por el mirar y dejarse mirar por este Dios que por la pasión que siente por su Padre y lo de su Padre (el Reino), camina hacia la Pasión, camino del calvario (la Pascua).
           

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