miércoles, 1 de enero de 2020

FIGURA CATEQUÍSTICA DEL MES: CHIARA LUBICH (1920-2008) - LA CATEQUISTA DE LA ALEGRÍA


La Catequista de la alegría



   Chiara Lubich es algo más que un nombre que suena en la Iglesia de los últimos años, y despierta simpatía, respeto y admiración. Ante todo es una persona entregada a un ideal sublime, el ideal de Cristo de amar a todos los hombres y llevarlos a su Reino. Es una mujer decidida que ha logrado poner en movimien­to a miles de seguidores para hacer un mundo nuevo, en el que se viva el Evangelio en profundi­dad. Es una seglar, con instinto de vida perfecta, que ama a Jesús y logra que todos a su alrededor le amen más y le conozcan, si han vivido distraídos ante sus maravillas.

   Nacida a la Iglesia del siglo XX, en medio de los bombardeos de la última guerra mundial, en la significativa ciudad de Trento, ha sabido abrir una brecha compromete­dora en muchos creyentes dormidos. Ha descubierto el significado y la misión de los seglares. Ha proclamado la juventud perenne de la Iglesia de Jesús, en cuanto es comunidad de amor y no simple sociedad religiosa en la que unos poco hablan y la mayor parte escucha.

   No es una simple figura que llama la atención de los periodistas y recibe premios internacio­nales. Es una fuente de inspiración de los tiempos nuevos y hace que muchos se encaminen hacia el amor, a través de su movimiento o de su obra, como gusta decir. Porque los focolarinos, que llevan por lema e ideal vivir el amor en el trabajo, en la familia y en el lugar de diversión y ocio, son mensajeros de la luz, de la paz, sobre todo de la caridad. Viven el mandato del amor fraterno en medio de la alegría y de la ilusión fraterna.

   Chiara Lubich dice cosas muy serias en sus múltiples escritos. La más seria de ellas es que Jesús, que mandó amar y no odiar, que quiso unidad y no separa­ción, que tuvo palabras de esperanza y no de temor, vive hoy y está cerca.      


Itinerario de su vida

  1920. 22 Enero. Nace en Trento de una familia de pequeños comerciantes, forma­da por Luis y Luisa Lubich. Es bautizada en la misma iglesia en que se había celebrado de 1545 a 1563 el Concilio de Trento. Recibe el nombre de Silvia.. Asiste a la escuela local. Su infancia es sen­ci­lla. De joven hace los estu­dios de la Escue­la Nor­mal de la ciu­dad. Obtiene el título de Maestra.

  1938. Se encarga por primera vez de una es­cue­la en la localidad montaño­sa de Castello, en la zona rural. Al año si­guien­te, es enviada a Val di Sole, en Varollo du Livo. En ambos pue­blos traba­ja con los jóve­nes y anima la Acción Católica. En 1939 hace un viaje a Lore­to, en intensa ora­ción junto a la "casa milagrosa" que allí se venera, intuye su misión de anima­dora de los jóvenes al amor. Entra como Terciaria francis­cana. Comienza sus estu­dios de Univer­sidad. Siendo universitaria, sigue traba­jando en la Acción Católica. Comienza a fo­mentar en su entorno gru­pos de vida cristia­na y de caridad.

  1943. 7 Diciembre. Se consagra definiti­va­mente con voto de castidad. En Torna­dico, organiza algunos compañeras en forma de vida de comunidad, con el ideal de la unión y caridad. Es el precedente de sus focolares. En mayo de 1944, en medio de los bombar­deos de la ciudad de Trento, en plena guerra mundial, nace el primer focolar en una casa de la Plaza Cappuccini. Su fami­lia tiene que huir de Tren­to, pero ella se queda con sus compañeras. Sus pa­dres aceptan su heroica decisión.

  1947. Recibe la aprobación del Obispo dioce­sano de Trento. Se definen como movimiento secular de acción eclesial. En 1948 iInicia la rama masculina de los foco­larinos y se forma el primer focolar de varones. Se traslada a vivir a Roma para hacer más uni­versal el movimiento. Se integra en el grupo el joven Pascual Foresti, primer sacer­dote de la Obra.

  1950. Se abren otros focolares en Flo­rencia y Milán. Comienza una rápida difusión del movimiento en otras naciones de Europa, sobre todo en Alemania. Se inicia tambiér la obra en España
  1956. Se inicia en el grupo la sección de los "Voluntarios de Dios". Comienza a salir la revis­ta del movimiento, con el título de "Ciudad Nueva". Visita Jerusa­lén. Edita su primer libro: "Meditacio­nes" En 1958 surgen los primeros focolares en Sudamé­rica. Las reuniones multitudina­rias de Roma reciben el nombre de Mariápolis.
  1960. Abre en Roma el "Centro Uno", para fo­mentar el ecumenismo y las rela­ciones con los luteranos. El movimiento adquiere el senti­do internacional y la apertura a la interconfe­siona­lidad, que será una de sus característi­cas específi­cas.

  1962. 23 de Marzo. Recibe la aproba­ción oficial de Juan XXIII, que lo reconoce como movimiento seglar, con el nombre de "Obra de María". Desde 1963 vive de forma intensa el Concilio Vaticano II y orienta el movimiento hacia el trabajo por la unidad eclesial. Sus libros se divulgan ampliamen­te. En 1964  Pablo VI se interesa por el Movi­miento. La recibe en audiencia privada y da una prime­ra aprobación, que será re­frendada en 1966. Sus contactos inter­nacionales se incrementan y viaja por diversos países.

  1965. 27 de Octubre. Recibe la aproba­ción o­ficial definitiva, en forma de dos Asociaciones piadosas, masculina y fe­menina. Se van inte­grando en el movi­miento otras iniciativas y grupos: Familia nueva, Parroquia Nueva, Nueva Humani­dad, Movimiento Sacerdotal, Mo­vimien­to GEN (Generación nueva). Hace varias visitas a Inglaterra, donde establece interesan­tes relaciones con los anglica­nos. En Julio de 1966 se encuentra con el Primado anglicano, Dr. Miguel Ramsey.

  1966. Con la Gran Mariápolis en Fontem, Ca­merún se inicia  el movimiento en diversas nacienes de  Africa. También llega a Oriente En  1967, el 13 de Junio, es recibida por el Patriar­ca de Constantinopla, Atenágoras. Trabaja inten­samente en la renovación de las Parro­quias y en diversos cursos de sacerdotes.

  1975. El movimiento se hallaba ya ex­tendido por 28 naciones de los cinco continentes, acer­cándose a unos 3.000 los miembros de las dos ramas y a varios miles más los de otros gru­pos juveniles, de sacerdotes, de casados, misione­ros, ecuménicos, etc. En 1976 llegan el movimiento a Tokio, décima nación de Asia en donde se hace presente.

   1977. 6 Abril. Recibe el premio Temple­ton, en Londres, dedicado a la promoción de la Reli­gión. Sus 50.000 libras esterli­nas, se dedican a obras de caridad. En 1980, a sus 60 años, sigue trabajando y alentando a todos los grupos extendi­dos por el mundo. Lleva vida de intensa activi­dad como animadora.

  1985. 2 de Octubre. Es recibida en audien­cia especial por Juan Pablo II, quien el año ante­rior había estado en la última Mariápolis. Participa como auditora en el Sínodo de Octu­bre.

  1990. Sigue los últimos años de su vida casi retirada en Roma se propuso como misión animar a todos los que acudían a la ciudad eterna .  Murió el 18 de marzo de Octubre de 20o8

   El proceso para iniciar la causa comenzó el 7 de diciembre de 2013, -cinco años después de la muerte de Chiara Lubich – con la presentación de la solicitud oficial al obispo de Frascati por parte del Movimiento de los Focolares. El 27 de enero de 2015 Mons. Martinelli dio curso a la petición abriendo solemnemente la causa.
  
   Escritos:
  - Las Meditaciones.
  - María, corazón de la humanidad.
  - Saber perder.
  - Palabra de vida.
  - Buscando las cosas de arriba.
  - Sí, sí... No, no.
  - La caridad como ideal.
  - Donde dos o tres. La Eucaristía.
  - Que todos sean uno.
  - Hombres al servicio de todos.
  - Fermentos de unidad.
  - Jesús en el hermano.
  - Ser tu Palabra.
  - Palabras para vivir.
  - El sí del hombre a Dios.
  - Pensamientos.
  - Una vida, un viaje.
  - La unidad y Jesús abandonado.
  - Diario 1964-1965.
  - Encuentros con Oriente.
  - Seguir a Jesús.
  - Evangelio vivo.
  - El Testamento de Jesús.
  - Fe, esperanza y caridad.
  - Diversos opúsculos.
  - Artículos en Revista GEN y otras.
  - Correspondencia diversa.
  - Documentos de la Institución
Su pensamiento catequístico
 Tres cetros de atención rigen su catequesis: Amor a Jesús. Alegría en el trato con los hermanos. Y devoción mariana

 El amor de Jesús y a Jesús es el centro de la espirituali­dad y de la pedagogía de esta romotora de los movimientos segla­res. No hay amor más grande que vivir lo que el Maestro nos enseñó. Y esto sólo se vive en la Iglesia.

       1. "Las almas encuentran en Jesús a­bandonado la orientación para sus vi­das. Muchas personas, a través de nues­tro movimiento, han descubierto a Jesús."
  (Que todos sean uno. Jesús crucificado)

     2. "Un hombre puede permanecer anal­fabe­to hasta los 90 años si no conoce las letras del alfabeto y alguna regla gra­mati­cal. Un cristiano puede estar siempre desconociendo a Dios y a Jesús, si no escucha la Pala­bra de Dios y la pone en práctica. Es necesario aprender a vivir."   (Que todos sean uno. Palabra de vida)

  3. "Jesús tiene que ser una luz para nuestra vida. Todo lo que llega, lo que sucede, lo que nos rodea y también lo que nos hace sufrir, tenemos que saber leerlo como voluntad de Dios que nos ama."     (Juntos en camino pg. 28)

  4  "La Iglesia es un majestuoso Cristo extendido en el curso de los siglos y desplegado en el espacio, porque los hijos de los santos, por la sangre católi­ca que circula en su venas, se han dise­minado por toda partes donde vive la Iglesia de Dios."  (Que todos sean uno)

5. "Jesús tiene su modo propio de con­cebir la autoridad. Trastorna el modo de pensar humano. Ve la autoridad como servicio, transformando con ello la misma autori­dad."
   (Hombres al servicio de todos. Poder)

   6. "¿Quién ha dado origen a las diver­sas ocasiones sino Jesús? Cada voca­ción es divina, como lo es cada aplicación de un mismo ideal a las diversas llama­das. Cuando no sabemos cómo mover­nos, ¿a quién nos dirigimos, si no es amo Jesús?"  (Donde dos o tres..p. 58)

   7. "La Iglesia, además de ser familia, es también su casa y ciudad. Todo lo que des­garra la red de las relaciones pacífi­cas, que tendría que hacer de la Iglesia la ciudad-luz para el mundo, se convierte en su propio e interno desgarro."      (Sí, sí..no, no. pg. 32)
 
     2. Amar a los hermanos se convierte en la referencia básica del movimiento y en el alma de su pedagogía de la caridad eclesial. Todo se cen­tra en el mandato del Señor y sobre todo en ponerlo por obra.

  1. "El Espíritu Santo nos ha conducido bien. Entre los mil caminos que podíamos tomar, nos indicó "el" camino, el corazón del cristianismo, es decir el manda­miento hacia cuya realización confluyen todos los demás."         (Juntos en camino pg. 47)

2. "Los cristianos, si lo son de verdad, no pueden dejar de tener en el corazón el amo­r a todos los hombres. Esta es su naturaleza, su prerrogativa.  Elevados a la condición de hijos de Dios, poseen el amor por excelen­cia, el mismo amor que Cristo tiene por el Pa­dre: la caridad."           (Si, sí, no, no. pg. 152)

  3. "Nuestro movimiento tiene la ambi­ción, a imagen de María, de llevar por todas partes la presidencia de espiritual de Jesús, prometida a quienes se unen en su nombre, y  servir a la Iglesia, fun­dada por Jesucristo y gobernada hoy por el Santo Padre."
        (La pasión por la Iglesia pg. 28)

  4. "No era entonces tan feo el mundo para nosotros. Jesús Eucaristía hacía de él un interminable convento y se ofrecía al hambre de lo divino que puede surgir en cada uno.
   Cada hermano, la compa­ñera de es­cuela, la señora del mercado, el diplomá­tico, el mendigo, el enfermo, el niño, cambiaron de rostro para nuestra alma bajo la acción de la gracia.
   En cada próji­mo se aprendió a recono­cer y amar a un miembro del Cuerpo Místi­co."
(Que todos sean uno. Dios)
 
3. Fruto de su pasión por el manda­miento de la caridad u­niver­sal, brota en la pedago­gía de Chia­ra Lubich el deseo de la unidad de los cristianos. Sus pasos y es­fuer­zos en este terreno han sido verda­de­ra­mente portento­sos y eficaces para el Reino de Dios.

   1. "Nosotros los cristianos conseguire­mos imitar a San Pablo, quien decía al final: "He conservado la fe", si somos fieles a nuestra primera vocación: la de amar. Ningún baluar­te me parece mejor para conservarla fe que el amor.   Porque el amor "hace ver", el amor "ma­nifiesta" y la fe resulta reforzada por él." (Sí, sí... no, no. pg. 118)

   2. "El rostro de la Iglesia tiene que reflejar­se en cada cristiano, en cada grupo de cristianos... Esto significa que tenemos que sentir como nuestras, no só­lo todas las alegrías de la Iglesia, sus esperanzas, sus brotes, sus renuevos, sus conquistas, sino también y, sobre todo, sus penas: el dolor traumizante de la separación de las iglesias, el dolor lace­rante de las situaciones duras, las "con­testaciones" negativas que amenazan sus tesoros, el dolor de los ateos, de los alejados, de los que no aceptan el men­saje de salvación."
              (Sí, sí... no, no. pg. 182)

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