jueves, 12 de febrero de 2015

EL ARZOBISPO DE VALLADOLID EXPLICA SU PROPIO ESCUDO CARDENALICIO


Cuando recibí la ordenación episcopal no mandé hacer escudo como era habitual (tampoco D. José Delicado lo tenía). Sí me hizo un sello con que debía avalar en ocasiones algunos escritos un sacerdote de Palencia, D. Antonio Gómez Cantero, actualmente Vicario General de la Diócesis. Es un sello muy bello y sencillo; pero ahora necesito un escudo, que aparecerá también en la portada de la iglesia titular que me asigne el Papa. El escudo ha sido realizado generosamente por un sacerdote de Roma, párroco actualmente en la parroquia de San Martín I Papa, versado en heráldica y buen artista D. Antonio Pompili; es el mismo que adecuó el escudo del Card. Bergoglio al ministerio papal, y ha confeccionado también el escudo del nuevo obispo de Barbastro-Monzón, Mons. Ángel Pérez Pueyo. ¿Qué elementos con su significado contiene el escudo? 1) El marco general está formado por el llamado capelo cardenalicio que es un sombrero encarnado, con cinco hileras de flecos que penden a ambos lados. Por el color rojo se denomina a los cardenales “purpurados”. 2) Se ha incorporado al escudo lo fundamental de mi sello episcopal, que es un crismón elemental llamado también lábaro de Constantino, en que aparecen las dos primeras letras de la palabra griega Jristós (Cristo). Tiene forma también de báculo pastoral con el tramo horizontal de la cruz. Esto quiere indicar que en Jesucristo y su cruz se apoya el ministerio del obispo-cardenal. La base sacramental, la misión y la forma 1 3 6 2 4 4 52 de pastorear reciben su fuerza e inspiración del Señor. El cardenal no es autónomo sino siervo de Jesucristo; y esta vinculación le hace cristianamente libre y servidor de todos. 3) La palabra latina resurrexit (1 Cor. 15, 4) es el lema de mi ministerio episcopal que aparece en el sello, y ahora es incorporado de manera destacada en la parte inferior del escudo. La proclamación de la resurrección de Jesús, de su victoria sobre el pecado y la muerte, es el corazón del anuncio del Evangelio proclamado por los Apóstoles desde el día de Pentecostés (cf. Act. 2, 24; 3, 15; 4, 10; 5, 30; 10, 40; 13, 30). La fe cristiana es nuclearmente respuesta al mensaje de la resurrección de Jesucristo; sobre esta base se asienta la Iglesia. 4) Aparece la cruz arzobispal en lo alto y en la parte inferior asoma el palio con tres cruces. Estos signos expresan la condición de arzobispo metropolitano, es decir, que preside a los obispos de las Diócesis sufragáneas, en este caso de la Provincia eclesiástica de Valladolid. Hay otros dos motivos en el escudo que remiten a Ávila, como mi Diócesis de origen, y a Valladolid como mi Diócesis donde ejerzo el ministerio episcopal. Estos elementos del escudo son elocuentes sin necesidad de interpretaciones sutiles. 5) El símbolo del Sagrado Corazón, que aparece en la parte superior, recuerda a Valladolid donde está el Santuario de la Gran Promesa, en que el Bto. Bernardo de Hoyos (1771-1735), beatificado el día 17 de abril de 2010, el día siguiente del comienzo de mi servicio pastoral aquí, recibió una misión singular para difundir la devoción al Sdo. Corazón en España. El corazón en la Sagrada Escritura significa el centro de la personalidad; el fuego que brota del corazón evoca el amor ardiente de Jesucristo por nosotros hasta la entrega de su vida (cf. Jn. 13, 1). En el Corazón de Jesús reverbera el amor de Dios Padre. “Como el Padre me ha amado, así os he amado yo” (Jn. 15, 9). Las espinas que rodean el corazón significan las ofensas y la ingratitud de los hombres hacia quien nos amó hasta el extremo. Así como las llagas de Jesús resucitado son gloriosas, de manera semejante las espinas son memoria de lo que hicimos los hombres con El, invitación al amor fiel y también llamada a tratar compasivamente a su “carne doliente” (Papa Francisco), a “sus hermanos en los cuales está en agonía hasta el fin de los siglos” (B. Pascal). “El Hijo de Dios, con su encarnación, se ha unido, en cierto modo, con todo hombre. Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre” (Gaudium et Spes 22). Jesús, la “sacratísima Humanidad” (Sta. Teresa de Jesús) es mediador y puerta de salvación, es el Amigo verdadero. La presencia en el escudo del signo del Sagrado Corazón recuerda la misión especial que nuestra Diócesis de Valladolid tiene en el concierto de la Iglesia universal. 6) En la parte izquierda del escudo aparece una imagen muy conocida del lienzo norte de las murallas de Ávila. La espadaña del Carmen emerge entre varios cubos de la muralla. Esta imagen nos recuerda la iglesia del Carmen Calzado, y consiguientemente evoca a Santa Teresa de Jesús. Ávila y Teresa de Jesús en la memoria histórica están indisociablemente unidas, como francisco y la ciudad de Asís. 3 Decir Ávila connota Teresa de Jesús y el nombre de Teresa comporta una alusión a Ávila. En el escudo se insinúa por esta asociación a la Santa como la nombramos sin otros añadidos los abulenses, a la reformadora del Carmelo, maestra de oración, fundadora y escritora genial, en cuyas obras alcanza la literatura mística una cima universal. La celebración del V Centenario del nacimiento de Sta. Teresa es un estímulo más para que aparezca una referencia a ella en el escudo cardenalicio de un abulense que confiadamente se acoge a la intercesión de Santa Teresa y de San Juan de la Cruz. Teresa, como es sabido, fundó el segundo convento de su reforma en Medina del Campo y el cuarto en la ciudad de Valladolid. Pido al Señor que la nueva misión encomendada sea un aliciente más para un servicio pastoral más acendrado, limpio y generoso.

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