viernes, 31 de marzo de 2023

A PUNTITO DE COMENZAR LA SEMANA SANTA

       


    A puntito, ya estamos, de comenzar la Semana Santa. El Domingo de Ramos, sumario de lo que será esta semana tan especial para los cristianos, con él inauguraremos este tiempo.

            Dado que es época de vacaciones, para muchos niños será un domingo clave para participar. Quizá sea el único domingo que se hagan presentes en nuestras asambleas.

            El Domingo de Ramos celebramos que Jesús, a lomos de una borriquilla, se nos muestra como un rey humilde, el rey de la paz. Ese es nuestro Rey y Señor, corazón de Jesús que palpita en el Sagrario y que desde allí irradia eso mismo: humildad y paz, alegría y entusiasmo, oración, vida y trabajo, sacrificio por amor, fuerza para la misión. Los niños, con sus palmas, nos recuerdan a los niños hebreos que aclamaban a Jesús a su llegada a Jerusalén con cánticos y mucha emoción.

            Contradictoriamente, bueno la vida está llena de contradicciones, varapalos, pues, en el mismo lugar en el que, digámoslo con una expresión actual, le hacen la “ola”, allí le juzgarán, le condenarán a muerte e, incluso, le matarán. El odio, la envidia, el desorden moral llevará a Jesús a la muerte ayer pero también hoy. Este tiempo, es clave para descubrir que hay en nuestra vida que participa en esto, pues no es solo cosa de otros. La cuaresma estamos viviendo como tiempo para la conversión, es decir, para liberarnos del pecado: aquello que nos separa del amor de Dios y del amor a los de Dios.

            Jueves, Viernes y Sábado Santo, son días para gustar despacio, saboreando todos los signos y expresiones que la liturgia nos ofrecerá. Todos ellos: mesa, jofaina, lavar los pies, de rodillas, hora santa, adoración de la cruz, larga oración de los fieles, tomar pan del que sobró, silencio, aroma a incienso, imágenes, procesiones en las calles, rostros que pasan,… días para la contemplación del Señor que sufre por mí.

            La Resurrección da a sentido a nuestra vida, pues como dice San Pablo: “si Jesucristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra esperanza”.

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