lunes, 17 de enero de 2022

SAN ENRIQUE DE OSSÓ


Cercanos a la fiesta de San Enrique de Ossó, patrono de los catequistas españoles, los catequistas de Valladolid celebraremos la Eucaristía en la iglesia parroquial de San Martín, de Valladolid, el próximo 27 de enero a las 19,30h. Espero y deseo que este año nos podamos juntar, pues el año pasado a última hora lo tuvimos que suspender por la pandemia. 

Siempre deseo encontrarme con los catequistas porque inspiran y porque aportan alegría en la misión que tenemos dentro de la Iglesia.

Hay dos rasgos de San Enrique que me parecen muy importantes destacar especialmente por el tiempo en el que estamos viviendo a nivel Iglesia: la oración y la evangelización. Como Iglesia estamos en estado “sínodo”, caminar juntos, escucharnos todos y escuchar a todos, transformar a la luz del Espíritu. 

Tal y como lo veo yo esto no es nuevo: la Iglesia está intentando llevar a cabo aquella petición que Cristo hizo a Francisco de Asís: “Restaura mi Iglesia”. 

El Año de la Fe, el Año Sacerdotal, el Año de la Misericordia, la Nueva Evangelización, la conversión pastoral, la pastoral de la conversión, etc. han ido desbrozando lo que hoy se pretende con el Sínodo de 2023.

San Enrique como catequistas, como sacerdotes, como Iglesia Universal nos aporta lo que parece fundamental: integrar la fe y la vida. Él lo ha recibido como carisma, y en ello se ha sentido inspirado por Santa Teresa de Jesús, mística, mujer con una especial relación con Dios que la llevó a ser renovadora, arriesgando, sufriendo por amor, pero no tirando la toalla nunca.

Vemos a los santos siempre que tienen una gran familiaridad con Dios, una gran relación con Cristo, que les lleva a un gran amor por la Iglesia y el mundo. San Enrique de Ossó lo expresaba en una frase: “Conocer y amar a Cristo y hacerlo conocer y amar”. 

No se trata de compartimentos estancos: o contemplación o actividad, o Marta o María, sino que el trato personal con Dios nos ha dóciles, disponibles, para la misión. Él pone la Palabra en nuestras palabras.

El Padre Karl Rahner, teólogo del siglo XX, dijo: “el cristiano del futuro será místico o no será”, él ya se estaba refiriendo a esta relación cordial entre contemplación y misión.

San Enrique de Ossó conoció muy bien el momento en el que vivía: la sociedad, las gentes, sus preocupaciones, etc, y porqué lo conoció, lo amó. Reconoce en los grandes problemas de su tiempo un reto, desea escuchar a las personas y desde ahí sentirse interpelado por el Amor para avanzar en esa misma línea de la Caridad. Es lo que le lleva a sentirse como envuelto de un manto sagrado que le abarca tanto en la oración como en la vida.

Los cristianos del siglo XXI también estamos llamados a ser místicos, es decir, a tener una relación personal con Dios, a tratar con Él como un amigo trata con otro amigo. Desde la Presencia de Dios encontraremos la Paz que solamente Él nos puede dar, solamente recibiremos la Luz para reconocer su voluntad, y solamente podremos ser la Sal que se espera de nosotros.

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