domingo, 26 de diciembre de 2021

"PIENSA LA MULA" en la fiesta de la Sagrada Familia

 

Solemos hablar de la mula como simple animal de carga, a veces decimos que es terca, bruta, que no se da a razones. Sin embargo tenemos un villancico que nos habla del pensamiento de la mula que acompañaba a María y a José en el momento inminente del Nacimiento del Hijo de Dios.

  Llevo varios días orando con la letra de este villancico, a veces tomo simplemente la letra, otras veces lo escucho y lo que está claro es que provoca en mí el estremecimiento propio de quien siente consolación en la oración, alegría espiritual. No tengo reparo en compartir que este modo de contemplar la escena de la Sagrada Familia sobre tan simple animal me provoca emoción, que en ocasión va acompañado de lágrimas, incluso cuando escribo estas palabras siento el atraganto propio de la alegría por sentir que Dios nace en mí, y que este año se ha servido de la mula para dármelo a conocer. Este animal que con su aliento dará calor al Niño Dios y a todo aquel que se acerque a adorar.

El que lo sienta en primera persona es fundamental, como le pasa a la mula, pues tal cual sucede en mí, así lo puedo transmitir. Así ha de ser la evangelización: la transmisión de la Buena Noticia por parte de aquellos que llenos de la alegría del Evangelio nos debemos hacer disponibles para transmitir con sencillas palabras la Palabra de Aquel que se ha hecho Palabra por nosotros.

Realmente la letra de este bello canto no solo refleja lo que la mula piensa, sino que en ella se trasluce su oración y como la mula no puede hablar -pues esto no es fábula- lo que hace es estimular, encomendar, orar por esa sencilla familia que también en ella nacerá y que testigo y privilegiada será.

Este animal es consciente de a quien porta y acompaña: es una familia especial. El no hablar, el silencio, provoca en ella la contemplación y no se le pasa nada de lo que va sucediendo, se da cuenta de todo; todos sus sentidos a flor de piel, gustando profundamente con Amor.

La mula está abierta al Nacimiento de Jesús el Señor, “aún no sabe cómo es”, pero no le importa, lo que le importa es ayudar y en eso consiste su misión: “darse prisa porque pronto nacerá”, también porque tiene que encontrar un lugar para ese nacimiento, no es precisamente una familia llena de seguridades, de ahí la preocupación de José, pues la noche se le hace fría y muy oscura; sin embargo María, la esposa, y futura madre, ejerce también de consoladora y le expresa: “verás como esta noche estaremos los tres”. Es la unidad en la familia lo que lima asperezas, lo que ayuda a soportar las cargas, las preocupaciones propias que van aconteciendo.

Y así, desde esta experiencia "animal", la mula también entona su propio Magnificat, sabe que tiene suerte, pues ella está viviéndolo todo en primera persona. El ardor de lo que siente es lo que la lleva a caminar ligera, sin pensar en ella misma, y a despertar a los pastores para que pidan ayuda y vayan preparando el lugar, el humilde zurrón de su corazón.

Finalmente, la mula presencia el alumbramiento tan deseado y esperado: el Nacimiento del Señor y por ello se siente un animal con suerte. 

Ojalá podamos desenvolver el gran regalo que Dios nos ha hecho y que se confunde de simplicidad, sencillez, pobreza, mansedumbre, amor, familia, etc.

 


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