"Un amante de los pobres"
Fundador de los Clérigos Regulares de la Madre de Dios y de las Escuelas Pías (Escolapios) en 1617
La voz interior que un día oyó en Roma:
"Mira, José, a ti se ha confiado el pobre, tú serás el amparo de los
huérfanos", inspirará los pasos de toda su vida espiritual, apostólica y
social. Desde el momento en que comprendió que ayudar a los necesitados era más importante que los beneficios eclesiásticos, abandonó sus primeros deseos
humanos y comenzó su vida de sacrificio y santidad.
Su mente estuvo orientada a Dios desde sus
infancia. Su corazón nunca llegó a apegarse a los lugares, oficios y ganancias
que le tentaron en sus años juveniles. Su espíritu compasivo se situó pronto
del lado de los necesitados. Y sus ojos se iluminaron con fuego de profeta,
cuando comprendió el valor de la catequesis que se podía ofrecer en las
escuelas para los niños abandonados. Y eran muchos los que pululaban en aquella
Roma ampulosa y renacentista, a donde él había acudido para crecer a los ojos
del mundo y en donde pronto se sintió llamado a crecer sólo ante los ojos de
Dios.
A partir de su descubrimiento pedagógico, se
lanzó con denuedo al servicio de los pobres por el establecimiento de las
escuelas de piedad. El amor a Dios que llevaba en sus entrañas se contagiaba
sin esfuerzo. Sin pretenderlo, irradiaba entusiasmo; y, sin advertirlo, hacía
milagros en las almas que le rodeaban. El eco que suscitaron sus primeras
"escuelas de piedad" fue enorme y los beneficios de su obra fueron
patentes. Por eso encontró excelentes apoyos, pero también el sello de las
obras divinas, que es la persecución.
Pero ni le halagaron los apoyos ni le
desanimaron las incomprensiones. Comprendió que era Dios mismo el que le
destinaba a remediar el vacío cultural de la gente humilde y se entregó con
denuedo a socorrer a todos aquellos niños que se corrompían en la ignorancia en
el mismo centro de la cristiandad.
Sus intuiciones pedagógicas le merecieron un
hermoso puesto en la Historia de la Pedagogía cristiana:
- Educaba para el trabajo y para la virtud,
por medio del ejemplo y por la promoción de los hábitos del bien obrar
cotidiano y de la piedad sincera desde los años tiernos de la infancia.
- Valoraba la cultura humana, como camino y
como medio de entrar en la órbita de la cultura cristiana, que es la que enseña
a conocer y amar a Dios sobre todas las cosas.
- Hacía de la instrucción religiosa el punto
de partida de su trabajo escolar y por eso ponía en la piedad y en la bondad el
objetivo primero de sus esfuerzos e intereses.
- Recomendaba orden y constancia como
instrumentos preferentes a fin de introducir a los escolares en la disciplina y
en el esfuerzo.
- Ponía su máximo interés en educar a los
mismos educadores. Por eso trabajó con denuedo por hacer cultos a los maestros
y desarrollar en ellos virtudes que apoyaran los buenos ejemplos y fomentaran
un clima de amor a Dios y a los hombres en el entorno escolar.
Pero, como sucede en todas las obras grandes
y acontece a todos los héroes, la persecución y la incomprensión se cruzaron
en su vida. Sin miedo a perder prestigio, defendió el derecho de los pobres a
educarse y el valor singular de la cultura para la redención social. Y quien
supo trabajar toda su existencia por la infancia abandonada y por el bien de
las almas, no podía morir sin el sabor amargo de la cruz. Toda la obra de su
vida, sus escuelas y sus comunidades, quedaron destruidas poco antes de su
muerte por la incomprensión de espíritus intrigantes y miopes.
Las divisiones internas de aquella familia
de seguidores, en los cuales había puesto toda su ilusión cuando la hora de su
partida se adivinaba próxima, fue la causa inmediata. Pero tenía tanta
confianza en que sus intuiciones, incluso en lo pedagógico, venían de Dios,
que anunció proféticamente su reconstrucción posterior. Fue la última prueba de
su fe de hombre a lo divino.
El que sea hoy el Patrono universal de todas
las Escuelas Cristianas Populares, no es sino el reconocimiento eclesial de lo
que su intuición de genio de educador representó en su tiempo y sigue
significando en los educadores cristianos.
Datos de su vida
1556.
11 de Septiembre. Nace en Peralta de la Sal, Huesca. Su padre, Pedro de
Calasanz, y su madre, María Gastón, son artesanos piadosos. Tiene cinco
hermanas y dos hermanos.
1566.
Inicia sus primeras letras en la villa próxima de Estadilla, en una escuela
latina de los Trinitarios. Sigue también allí Gramática, Retórica y Poética.
En 1570 estudia Filosofía y Artes en la ciudad de Lérida. Se hace Bachiller. De
1572 a 1575 estudia ambos Derechos.
1581.
8 de Diciembre. Es ordenado de Subdiácono. El 9 de Abril de 1583 recibe el
Diaconado. El 17 de Diciembre recibe la ordenación sacerdotal.
1589. Actúa como Párroco de Ortoneda y de
Claverol. También se le designa familiar del Obispo de Urgel, Andrés Capella.
Es designado luego Vicario general de Tremp.
1592.
Febrero. Llega a Roma. Conserva el beneficio como canónigo de Barbastro.
Obtiene una pensión pontificia. Protegido por el Cardenal Marco Antonio Colonna,
en cuyo palacio presta diversos servicios, se afilia a la Congregación de la
Doctrina Romana. Se dedica los domingos a la enseñanza catequística en las
parroquias. En 1596 inicia en la sacristía de Sta. Dorotea, en el Trastevere
sus actividades catequísticas. Allí concibe la idea de crear unas escuelas
más estables.
1602. Clemente VIII le anima a continuar las escuelas, que se van
extendiendo por la ciudad de Roma; promueve una sociedad sin votos, la cual
se forma y consolida entre varios colaboradores. En ocho años llega a juntar
unos 80 maestros, de los que sólo cinco quedarán fieles más tarde En 1614 el Papa Paulo V entrega sus escuelas
romanas a estos "Clérigos de la Madre de Dios" y les encarga de la
educación romana.
1617. 25 de Marzo. Por indicación de Paulo V,
organiza una Congregación propia, bajo el nombre de "Clérigos Regulares
de la Madre de Dios de las Escuelas Pías". Viste con sus compañeros el
Hábito que adoptan como distintivo. En 1621 Gregorio XV, con la Bula In supremus
apostolatus solio, reconoce su obra como Orden religiosa de votos
solemnes. El mismo Papa, con el Breve Sacri Apostolatus ministerio,
aprueba las Constituciones.
1640. Las escuelas y los miembros se han
multiplicado. Son 40 obras, 500 los religiosos, hay más de 70 Novicios. Se
incrementan las disensiones por las diferencias entre los Padres y los
Hermanos tonsurados, pero no ordenados, para que su dedicación escolar resulte
más plena. Diversos Padres discrepan e inician un proceso canónico. En 1642, el.
8 de Agosto es acusado ante el Santo Oficio por el Padre Mario Sozzi. Es detenido
y procesado. Termina siendo depuesto como Superior el 15 de Enero de 1543, por
el Decreto "In causa Patris". Le reemplaza un Visitador Apostólico,
el jesuita Silvestre Pietrasanta, mientras espera que se serenen los ánimos.
1646.
24 de Febrero. Inocencio X, con el Decreto "Ea quae pro felici",
disuelve la Orden y la deja como Asociación religiosa. Eran ya 6 provincias,
57 casas, varias en naciones como Moravia y Polonia, y cerca de 600 miembros,
además de 120 Novicios. Se multiplican las disputas internas, pero también
llueven las muestras de aprecio desde el exterior.
1648.
25 de Agosto. Muere en Roma, anunciando la restauración de su obra, la cual
llegaría años después, con Clemente IX y su Bula "Ex iniuncto nobis",
del 23 de Octubre de 1669, que reforzaría otra, la "Dudum felicis
recordationem", de Alejandro VII el 24 de Enero de 1656.
Fue Beatificado
por Benedicto XIV el 7 de Agosto de 1748 y Canonizado por Clemente XIII el 16
de Julio de 1777 fue declarado Patrono de las Escuelas Cristianas Populares
por Pío XII, con el Breve "Providentissimus Deus" del 13 de Agosto de
1948.
Escritos
- Cartas. (Se conservan casi 3.000)
- Constituciones de la Congregación Paulina de los Pobres y de las Escuelas Pías.
- Declaraciones acerca de nuestras Constituciones.
- Memoriales, súplicas, relaciones y documentos diversos
Algunos de sus pensamientos
. "Resulta muy ventajoso para cualquier
república que los pobres y artesanos sean menos ignorantes de los primeros
principios de la fe, los cuales no les son enseñados suficientemente en
una hora de doctrina cristiana en los
días de fiesta, a la cual por otra parte, ellos no acuden siempre.
Los mismos ricos hacen que todos sus hijos
se dediquen a los estudios. Y los pobres y artesanos, aunque manden a sus hijos
a las escuelas, cuando han aprendido a leer y a escribir los dedican al
trabajo, sin dejarles que pasen más adelante en los estudios.
Y hay muchos nobles venidos a menos que,
por medio de estas escuelas pías, se han rehecho y han pasado a su antigua
posición, sin quedarse siempre en los trabajos mecánicos." (A los nobles de Roma. 1646)
"Hay que atender con suma diligencia a
las escuelas, aunque para ello haya que dejar otras ocupaciones. Este ministerio
de las escuelas es el propio de nuestro Instituto y cuando esto no va bien nos
salimos del camino de la salvación". (Carta 1287).
"Se recibirá con toda caridad a los pobres,
aunque estén descalzos y con los vestidos rotos o sin botones, ya que principalmente
para ellos se ha fundado este Instituto.
No se muestre nadie irritado, colérico o
imprudente con los padres de los escolares, sino piadoso siempre y cortés en
el hablar, de modo que todos le vean muy celoso de la gloria de Dios y del bien
del prójimo.
Se procurará que los escolares no falten a
la escuela, anotando en un libro a los que estén ausentes". (Declarac. Sobre las Constituciones)
"Este ministerio de enseñar es el más
útil, por los buenos efectos de tantas transformaciones de vida como se ven a
menudo en los jóvenes, los cuales quedan totalmente desconocidos de como eran
antes de frecuentar las escuelas. Es el
más natural, pues todos los hombres ordinariamente quieren la mejor educación
para sus hijos.
Es además de agradecer, sobre todo, el
interés de los sabios preocupados por el bien de la reforma universal de las
depravadas costumbres. Saben ellos y comprenden que no se ha de lograr el
bien, sino por el cultivo diligente de las plantas tiernas y fáciles de
enderezar.
Y estas son
las almas de los jóvenes antes de que se endurezcan y resulte difícil, por no
decir imposible, de dirigir con eficacia.
Así ocurre a los hombres ya maduros, de los cuales, a pesar de tantos
sermones, oraciones y sacramentos, muy pocos son los que cambian de vida y
se convierten de veras de su mala vida". (Memorial al Cardenal Tont).
"La reforma de la república cristiana
está en el diligente ministerio de la enseñanza. Pues, si los niños son
acertadamente imbuidos de la piedad y de las buenas letras desde sus primeros
años, hay que esperar, sin duda alguna, que serán felices todo el curso de su
vida.
Es, pues, propio de nuestro Instituto
enseñar a los niños desde los primeros elementos a leer bien, a escribir, a
contar, la lengua latina y, sobre todo, la Doctrina cristiana, y eso con la
mayor facilidad posible". (Constituciones. Introducción)
"Que el Señor os dé a todos la gracia de
conocer cada vez mejor el gran bien que se hace con las escuelas.
No solo se impide a los niños hacer el mal,
sino que se les enseña el santo temor de Dios, que es acción meritoria y
repara nuestros errores. Procuren todos en santa armonía prestar este gran
servicio a Dios, pues es tan útil al prójimo y a Vds. mismos." (Carta 791)
. "Ponga toda la diligencia en enseñar
la doctrina cristiana y en ayudar a las almas.
Es lo más grande que se puede hacer en esta
vida. Y esta obra, hecha con alegría, satisface mucho a Dios, el cual da su
Santo Espíritu con la plenitud de sus dones". (Carta 1148)
. "En
nuestras escuelas no se permitirá a los alumnos juramentos ni injurias, de palabra
o de obra, ni nada que sea menos conveniente o licencioso. Procuren los maestros en todas las ocasiones
inducirlos a la virtud. Para conseguirlo, y en estas escuelas antes de comenzar
la lección, diga cada uno la oración acostumbrada, como está en la regla de las
escuelas". (Constituciones Cap. 9)
"Ayudarán mucho las confesiones, que son
el remedio más útil y necesario para el mejor servicio de Dios en los
niños... En cuanto al castigo de los
alumnos, siempre que el confesor pida que se perdone a alguno para poder
confesarlo, sea perdonado, pues produce mayor efecto la confesión que los
azotes". (Carta 1441)
.
"Procuren que los niños se confiesen muchas veces y que comulguen también
los mayores, porque los santos sacramentos suelen iluminar mucho el entendimiento.
Y, cuando se frecuentan con devoción,
inflaman la voluntad para aborrecer el pecado y para amar las obras de virtud
cristiana. Insistan en eso, pues es lo propio de
nuestro Instituto y tendrán gran remuneración de Dios". (Carta 471)
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