miércoles, 24 de enero de 2018

FESTIVIDAD DE SAN ENRIQUE DE OSSÓ - PATRONO DE LOS CATEQUISTAS ESPAÑOLES

La fiesta de San Enrique de Ossó supone para los catequistas un motivo para encontrarnos, para celebrar la fe, poder celebrar la Eucaristía junto a nuestro pastor, representado un año más por D. Luis Argüello, nuestro obispo auxiliar. Pero también es una ocasión para poder descubrir algunas facetas de la vida de San Enrique de Ossó, porque para eso nos le ha propuesto la Iglesia, para ser un patrón, alguien en quien fijarnos, especialmente en lo que respecta a nuestra misión catequética.
            San Enrique de Ossó fue un buen catequista, un catequista santo, en su misión de aconsejar y acompañar a las personas, estuvo cercano, facilitando el encuentro con Jesús y provocando la conversión. La fuerza, la palabra oportuna, el buen consejo, el discernimiento,… todo, le venía de lo Alto. El Señor lo era todo para él. Lo había aprendido muy bien de Santa Teresa: “Solo Dios basta”. Y era la máxima cota que se proponía en la vida estar con Jesús, pero en todo, en todos. A Dios le llevaba los niños y a los niños llevaba a Dios. Ese era el círculo vicioso del que bebía este sacerdote del siglo XIX.
            Algunas notas pedagógicas muy claras que hay en su vida, que las expuso en su tiempo, pero son muy válidas para nosotros hoy.
            1ª “Solo Dios basta”. En el fondo se nos está hablando de las raíces de nuestra fe: ser creyentes. Esto quiere decir: estar apegados al Señor, tener intimidad con Él, facilitar el encuentro,… y por otro lado: conocer la Verdad que para nosotros es Él: “camino, verdad y vida”. Nuestras catequesis deberán estar muy impregnadas de la fe del catequista que transmite la fe de la Iglesia que tiene puesta en “Jesús, el Señor”.

            2ª San Enrique da mucha importancia a la enseñanza del Catecismo. Y dice él que “aprovecha más un buen catequista que un gran predicador”. Nosotros, como catequistas, no mostramos nuestras ideas, ni tan siquiera ideas utópicas, ni teorías fantásticas,… sino que transmitimos la historia de la salvación, tal y como se nos ha contado y que contiene hasta los hechos de nuestros días. En el Catecismo encontramos la pauta que hemos seguir para iniciar en la vida cristiana.
            3ª Jesucristo es el modelo perfecto para cualquier cristiano y especialmente para el catequista. Él no vino al mundo para hacer grandes discursos, oratorias, sino para catequizar. Tuvo especialmente tacto con los destinatarios: a los discípulos les hablaba en privado (Mc 4, 33), a las gentes sencillas les hablaba con un lenguaje apropiado, en parábolas (Mt 13, 34), a los fariseos les decía que estaba por encima siempre el hombre (Mc 2, 27), a otros les ayudaba a reintegrarse en la sociedad en la que vivían como marginados (cf. Lc 17, 11-19), curaba y perdonaba los pecados (cf. Mt 9, 1-18), incluso ponía como ejemplo a los niños para entrar en el Reino de los Cielos (cf. Mt 18, 3), etc.,… catequizaba con el ejemplo.
            4ª San Enrique de Ossó hacía especial hincapié, también, en la vida de piedad. Es decir, una vida que me habla de conocer a Jesús, que es una persona, a la que tengo deseos de amar, servir y seguir. Ahí estará la orientación tuya, como catequista, para percibir que actividad es más conveniente y cual otra no.
            5ª Iniciar a los niños en la Misa Dominical. Cada domingo la Iglesia se reúne para celebrar la Eucaristía como lo estamos haciendo en este momento. Esa comunidad, de la que tú y yo formamos parte como Pueblo que formamos.
            La Escuela de Catequistas se dirige preferentemente a formar buenos y celosos catequistas. Nuestro tiempo precisa catequistas bien preparados en el ser, en el saber y en el saber hacer.
            Los catequistas de la diócesis hacen una gran labor, y se lo reconocemos y agradecemos. Una misión que han recibido y que ejercitan desde la vocación a la que se han sentido llamados.




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