lunes, 20 de febrero de 2017

JORNADAS DE DELEGADOS DIOCESANOS DE CATEQUESIS


La segunda quincena de febrero se caracteriza, a nivel catequé-tico, por las Jornadas de delegados diocesanos de catequesis en España, que generalmente tienen lugar en la sede de la Conferencia Episcopal Española en Madrid. Este año nos hemos reunidos ochenta.
 
Este año el tema versó sobre "El proceso de conversión en los itinerarios de Iniciación cristiana". Este tema se desarrolló por medio de una serie de ponencias impartidas por el P. Rossano Zas Friz (jesuita, profesor de la Universidad Gregoriana de Roma), por Juan Carlos Carvajal Blanco (sacerdote de la archidiócesis de Madrid y profesor de la Universidad Eclesiástica San Dámaso de Madrid). Además como colofón de las Jornadas Mons. José Mazuelos Pérez, obispo de Jerez de la Frontera, nos ofreció otra sobre "La intersexualidad en los procesos de Iniciación cristiana". Además estas conferencias fueron acompañadas de experiencias y comunicaciones que tienen que ver con el ámbito de la catequesis. Es decir, siempre se aporta el lado teórico, pero también el practico. A este respecto D. Luis Resines Llorente, sacerdote de nuestra archidiócesis y catequeta, impartió una comunicación sobre "La Iniciación cristiana en los catecismos pictográficos".
La Iglesia como madre no solo ha engendrado hijos de Dios por el bautismo, sino también por el cuidado, la educación y el desarrollo de esa vida de fe mediante la catequesis. Así pues, por medio de la es-piritualidad, la Iglesia acompaña a los catequizando hacia la conversión y les pone en camino hacia el encuentro con Jesucristo, les facilita los medios para adherirse a Él y les ayuda a seguirle (cf. CEE, Custodiar, alimentar y promover la memoria de Jesucristo, nn. 8-9).

Por tanto, la Iniciación cristiana nos ofrece un itinerario espiri-tual, dividido en diferentes etapas (primer anuncio, despertar religioso, precatecumenado, catequesis, iluminación o purificación, mistagogía) que nos ayudarán a creer no solo cristianamente sino, también, humanamente. Realmente este sería un proceso ideal para todo ser humano, pues ayuda a centrarse en la vida y es clave para el discernimiento vocacional, con la ayuda de la Luz y el rechazo de las tinieblas.
En este camino, lo mejor, es que no vamos solos, sino que, partiendo del deseo de conocer a Dios, ayudados por su Gracia, vamos de la mano de un compañero/a que nos guía por donde él o ella han pasado previamente. Esos compañeros de camino, que son apoyos insustituibles son los padres, los padrinos, los catequistas, el sacerdote, etc. Incluso la misma comunidad cristiana tiene su responsabilidad, pues los seguidores de Cristo debemos ser modelos de vida cristiana para los que desean seguir a Jesús el Señor.

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