¡Cómo pasa el tiempo! No hace nada que concluíamos el Año Litúrgico y nos introducíamos, así, en el tiempo de adviento que nos prepara para la Navidad. Se clausuraba, igualmente, el Año de Jubilar de la Misericordia y, ahora, en pleno mes de diciembre nos acercamos a un final de Año Civil.
Y los finales siempre invitan a la evaluación, y si no que se lo digan a los chavales: final de trimestre, evaluación y notas. Y claro, se recoge, por lo general, lo que se ha ido sembrando y cuidando, con mimo y con dedicación.
Ahora se nos ofrece la oportunidad para evaluar sobre nuestras personas, pues como decía el otro: "lo que no se evalúa, se devalúa".
Y como hay que predicar con el ejemplo: ¡comienzo!
He de decir que en lo que se refiere a la catequesis tengo que dar muchas gracias a Dios por la misión que realizan los catequistas en sus parroquias, por esos padres que acompañan muy de cerca la Iniciación cristiana de sus hijos, por la ilusión que presentan los párrocos por este tema, y tantas cosas que nos estimulan, con la gracia de Dios, cada día para avanzar en la carrera.
Habría que cuidar todo lo que de desinterés, que a unos y a otros nos puede llevar a eludir la gran responsabilidad de educar en la fe. No olvidemos las palabras del beato Pablo VI: "el mundo de hoy necesita más testigos que maestros y, si acepta a los maestros es porque antes han sido testigos".
Y, sobre todo, muchas gracias, a todos los que siguen este blog que nos leen con frecuencia con tanto interés. A todos os deseo una Feliz Navidad y un Próspero Año Nuevo 2017.
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