Ayer la parroquia de "Cristo Redentor" en Valladolid acogió a casi un centenar de catequistas de nuestra diócesis. El motivo de nuestro encuentro tener una mañana de formación en torno al Adviento y la Navidad. Un tiempo fuerte que celebramos en la Iglesia y que ya estamos muy cerca.
Para los cristianos en general, y los catequistas en particular, este tiempo litúrgico habrá de ser distinto al de otros años. Ciertamente, se nos sugiere -una vez más- la oportunidad de conversión. Esta actitud tan cristiana siempre está en el fondo de nuestro sentir y quehacer. Habrá de ser distintas porque los acontecimientos que nos rodean son distintos, como lo fueron para la Sagrada Familia de Nazaret. El contexto social habrá de integrarse en nuestra percepción como cristianos: VER, JUZGAR y ACTUAR.
Es un tiempo nuevo porque en nuestra diócesis nos estamos preparando para celebrar un Congreso Eucarístico Diocesano, "Somos el Pueblo del Domingo", que nos ayude a estar en mayor intimidad con Jesús, tal y como nos anima la finalidad última de la catequesis.
También un tiempo nuevo porque el próximo 8 de diciembre, en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, dentro del tiempo del Adviento, comenzaremos un año jubilar, el Año de la Misericordia.
Por ello, y como no podría ser de otra manera, nuestro encuentro comenzó con la oración, una oración como lo es la oración de los catequistas: creativa. Encomendamos la barbarie ocurrida en la pasada noche en París: los atentados terroristas que se cobraron tantas víctimas. Oramos por las víctimas, pero también por los que verdugos. Como dice el Papa Francisco, sufrimos la consternación.
Una vez metidos en faena, José Manuel -párroco de Cristo Redentor-, así como sus catequistas, nos acogieron abriéndonos las puertas de su casa. Así somos los catequistas, ¡una gozada!
Guillermo nos fue guiando en el ser del catequista, la parte de nuestro encuentro que tiene más que ver con nuestra espiritualidad. Es precioso ver reunidos a los hermanos y, sobre todo, cuando estos comparten lo que llevan por dentro y lo expresan: hubo momentos muy emotivos de transmisión de la fe: ¡MUCHAS GRACIAS!
Tras un breve recreo para tomar algo, preparado cariñosamente por la parroquia, y tener la posibilidad para el encuentro más personal, pasamos a un segundo momento en el que Juan Carlos nos fue presentando el cuadernillo de los recursos.
Fue un día para dar gracias a Dios por la misión de los catequistas en la Iglesia de Valladolid. Por tantos que desarrollan su acción evangelizadora: ¡MUCHAS GRACIAS A TODOS!
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