
No olvidemos la dimensión orante (contemplativa) de la catequesis, la importancia que tiene iniciar a la oración en la catequesis y que nosotros catequistas oremos: antes, durante y después del acto catequético.
Pues bien, una de esas escenas que la liturgia de la Palabra nos invita a contemplar estos días pascuales es el discurso del pan de vida (Jn 6). Es un texto muy extenso, lleno de contenido; la Iglesia, buena Maestra, nos lo va dosificando.
Jesús, el Señor, después de un gran discurso con motivo de la curación del paralítico de la piscina de Betesda, se adentra en el mar de Galilea para ir “a la otra parte”. Hoy, en la oración personal de este texto no he podido pasar del primer versículo: “En el punto en el qual hallare lo que quiero, ahí me reposaré” [EE 76]. El Señor de las periferias invita a todo cristiano al seguimiento, a meterse en el mar, a ir a la otra orilla sin atajos, mojándose, para repetir lo que Él hizo: “partir el pan con el hambriento,…” (Is 58, 7; cf. Mt 25, 31-46). Una vez más la escena del mar me interpela, no puedo quedar en silencio.
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