Hoy, mucho tiempo después, también vivimos casi como un “clon” aquella experiencia. Hoy el mar tam
bién se tiñe de rojo, debido a la sangre de tantos hombres y mujeres que no han podido alcanzar aquella meta que ellos se habían propuesto como tierra prometida. Hoy, también hay faraones despiadados a los que ni el mismo Dios logra ablandar su corazón y esto clama al cielo y a los de la tierra. Hoy el papa Francisco denuncia esta situación diciendo que es una “vergüenza” y valiente la tilda de genocidio.
bién se tiñe de rojo, debido a la sangre de tantos hombres y mujeres que no han podido alcanzar aquella meta que ellos se habían propuesto como tierra prometida. Hoy, también hay faraones despiadados a los que ni el mismo Dios logra ablandar su corazón y esto clama al cielo y a los de la tierra. Hoy el papa Francisco denuncia esta situación diciendo que es una “vergüenza” y valiente la tilda de genocidio.
Así del corazón de Cristo sigue brotando sangre, la sangre de los inocentes que mueren buscando una mejor calidad de vida y otros que son asesinados por el simple hecho de ser cristianos.
La Pascua nos invita a los cristianos a ser testigos del Señor. Cristo sigue siendo crucificado y las circunstancias siguen siendo igual o parecidas.
Todos ellos son hermanos y hermanas nuestros, llevan la marca Cristo.
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