El sínodo extraordinario de los obispos acaba de comenzar en Roma. Su
lema sintetiza el interés de la Iglesia: “Los desafíos pastorales sobre la
familia en el contexto de la evangelización”.
Ciertamente
el tema de la familia es muy extenso y por ello los más de 250 participantes en
dicho encuentro, entre ellos 14 parejas de esposos, presentarán sus numerosas
experiencias.
Hemos
de redescubrir la belleza de la familia, reflexionar sobre problemas concretos
que le afectan muy directamente. En este sentido el papa Francisco en su
primera intervención animó a los miembros a hablar con libertad y decir todo lo
que sientan, con libertad de Espíritu, como fruto de una verdadera “sinodalidad”,
pero también respetando las opiniones de los demás.
El
cardenal Martínez Sistach, ha sido uno de los primeros en intervenir en dicho
sínodo. El arzobispo de Barcelona centró su meditación sobre el concepto de
evangelizar con alegría y añadió que
el trabajo de estos días “tiene que ser plenamente evangelizador porque como
decía Pablo VI la Iglesia existe para evangelizar”. Con estas palabras, propias
de una meditación, decía él: “El papa nos ha convocado para reflexionar y
debatir sobre los desafíos de la familia en el contexto de la evangelización y
para realizar este deber el apóstol Pablo nos pide que nos dejemos iluminar por
el Espíritu Santo por el bien de la parejas y las familias”.
Las palabras del cardenal fueron alentadoras, pidió a los participantes que
en el debate de estos días mantuvieran la convicciones y la alegría de ser
miembros de la Iglesia” y que obren con los sentimientos “del buen pastor” y
del “buen samaritano”.
Por ello en el sínodo se tendrán presentes a “las familias que no han
logrado vivir con la belleza de la íntima unión y el amor”.
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