miércoles, 15 de octubre de 2014

ESPIRITUALIDAD TERESIANA, NECESARIA EN LA CATEQUESIS


 
            Acabamos de comenzar el Año Jubilar de Santa Teresa de Jesús, coincidiendo con el quinto centenario de su nacimiento. Por esta razón el Papa Francisco nos bendice con un tiempo en el que podremos profundizar en la vida y obras de esta doctora de la Iglesia.
            Incluso en una breve semblanza de la vida de Teresa de Ávila son muchos los aspectos en los que un catequista podría reparar: mujer de Dios, enamorada de la persona de Jesús, constante en la oración y al mismo tiempo despierta a lo que ocurre en el mundo; con valores como la constancia, la templanza, la humildad, la caridad, el servicio, etc.
            Toda su vida partía de una fuerte y profunda experiencia de Dios. Este era su manantial de vida que ella sabía conducir por dónde ella consideraba estar más inspirada. Él lo era todo para ella y por eso podía no solo sentir, sino vivir aquello del salmo 63: “Tu gracia vale más que la vida”; por eso también ella era todo para Él. Santa Teresa vivía totalmente configurada por el Señor.
Son innumerables los testimonios de esta pasión por Cristo. En sus obras nos describe su apego por el Señor. Ríos de tinta narran su amor apasionado y su vida entregada, en medio de un tiempo nada fácil, en ocasiones muy duro, unas veces por la enfermedad, por la desolación espiritual, por la sociedad, etc. En un tiempo nuevo, ella propuso un estilo de vida. Eran “tiempos recios” en los que decía ella “es menester amigos fuertes de Dios para sustentar a los flacos”. Época, aunque muchas veces llena de trabas y dificultades, en el que nos muestra el olor de Jesucristo con el que perfumaba a su alrededor, especialmente con sus hermanas de comunidad, pero también con muchos que le conocían, incluso le pedían consejo y le estimaban.

            Demos gracias a Dios por esta Santa, démosle gracias porque hace posible que algunos, puedan vencer las tentaciones seductoras que la vida nos ofrece. Ojalá todos nosotros aspiremos a la santidad, y de esta manera, estemos más cerca de Él y del prójimo. Vivamos este año, como el paso del Señor por nosotros que nos susurra: te amo, y en esas palabras descubramos la fuerza de su Espíritu que nos envía a evangelizar pues desea renovar la faz de la tierra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario