Ante la jornada electoral en la que se elegirán a los representantes en el Parlamento Europeo conviene recordar lo que el Catecismo recomienda en orden a la participación de los cristianos en la vida social.
«Si la autoridad responde a un orden fijado por Dios, “la determinación del régimen y la designación de los gobernantes han de dejarse a la libre voluntad de los ciudadanos” (GS 74, 3)». Votar es, por tanto, para los católicos no sólo un derecho sino un deber moral puesto que del resultado de las elecciones se deriva el bien común. Ejercer el derecho al voto implica buscar a la luz del Evangelio el resultado que conviene al bien común.
Por su parte, los obispos europeos de la COMECE (Comisión de los Episcopados de la Comunidad Europea) han instado a nuestros jóvenes a votar. En este sentido, los prelados europeos han afirmado que «es esencial que todos los ciudadanos europeos vayan a las urnas en las elecciones del 25 de mayo. Como obispos instamos a que se vote siguiendo los criterios de una conciencia informada». Una reflexión necesaria y acertada en aras al bien común y a la construcción de una Europa más justa.
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