Que bonito y profundo mensaje final del Sínodo de la Nueva
Evangelización para la transmisión de la fe, estas palabras son lúcidas y junto a la
homilía que acaba de tener el Papa Benedicto XVI, en Roma, clausurando el
Sínodo, son un auténtico broche de oro.
Bartimeo perdió la vista, pero no le impide
querer ver. Esta es la llamada que tenemos todos los evangelizadores, querer devolver
la vista como el Señor lo hizo. Estemos atentos a tantos y tantas que viven a
nuestro alrededor y que también están al borde del camino porque no ven. Mirar
no es lo mismo que ver.
El
mensaje final del Sínodo nos habla de sed de Dios, y el Papa nos habló de
auténtica desertificación en la inauguración del Año de la Fe. Se nos pide que seamos auténticos testigos. Nuestra
fe parte de una relación con el Señor, del encuentro con la belleza que es el
mismo Señor. La Iglesia
es esa mediación que me ha de ayudar al encuentro con el Señor. Por ello se
precisan comunidades acogedoras, centradas en la celebración dominical que nos
ayude a prolongarla en el tiempo y en el espacio, dando testimonio en la vida,
testimonio de una santidad de vida. Para ello tenemos mediaciones muy
importantes que nos han de ayudar en el camino de la fe (como sugiere todo el
Evangelio de Marcos): la lectura de la Sagrada Escritura y la Tradición. Además
de estar atentos a nuevas formas de estar con Él. No olvidemos que la Nueva
Evangelización no es ajena a nosotros mismos, por ello todos somos llamados a
la conversión. Ahora, no olvidemos que "donde abundó el pecado sobreabundó
la gracia" (Rm 5, 20), aun siendo débiles contamos con la inspiración del
Espíritu Santo. El servicio a la caridad es connatural a la fe (cf. Gal 5, 6) y
el valor de la familia en la transmisión de la fe son fundamentales en nuestra
identidad cristiana y en la identidad con Cristo y en la comunión con Él (cf.
CT 5; DGC 80). Todos somos protagonistas: la obra de la evangelización es de
todos: parroquia, los agentes de pastoral, etc.,... que importante profundizar
nuestra espiritualidad y dar mucha importancia a la formación. Los jóvenes son
muy importantes en la obra de la evangelización, especialmente en sus
ambientes; aquí radica la llamada a no caer en el pesimismo, sino en la
esperanza. "La Nueva Evangelización tiene su centro en Cristo y en la
atención a la persona humana, para hacer posible el encuentro con Él". Que
bellas palabras para iluminar el diálogo con las culturas, "semillas del
Verbo", el diálogo de la Fe y la Razón, los MCS, el arte y la
espiritualidad, la preocupación por la situación actual, especialmente por el
paro, etc,... Finalmente, es en el rostro del pobre donde resplandece el rostro
de Dios, de ahí que tengamos que ejercitarnos en el don y experiencia de la
contemplación así como en mirar, ver, el rostro del pobre. María, será la
estrella que pudiera iluminarnos en este desierto, desierto que aunque pueda
ser seco, es lugar de intimidad, de encuentro.
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