sábado, 1 de septiembre de 2012

Cardenal Carlo Maria Martini, SJ.


La muerte de Martini, una última lección para la Iglesia y el mundo




CARLO MARIA MARTINI (D.E.P.)

El recuerdo del padre Lombardi y el relato de las últimas horas del jesuita Bosatra en el Colegio Alosianeum, en donde pidió no sufrir un inútil tratamiento terapéutico, poniéndose en manos de Dios

GIACOMO GALEAZZI
CIUDA DEL VATICANO

El Papa, que supo «con tristeza» la noticia de la muerte del cardenal Martini «después de una larga enfermedad, vivida con ánimo sereno y con abandono confiado a la voluntad del Señor», expresa su «profunda participación al dolor» por el fallecimiento «de este querido hermano que ha servido generosamente al Evangelio y a la Iglesia», indica el telegramaque el Pontífice envió al cardenal Angelo Scola, actual arzobispo de Milán.


Benedicto XVI expresará su dolor en un telegrama y después hablará probablemente en público lo antes posible. El Pontífice siguió desde el primer instante la gravedad de las condiciones de salud y estuvo constantemente informado de la larga agonía del purpurado biblista. «Nuestro último encuentro se dio hace diez días. La conmoción y la participación que ha suscitado su fallecimiento superan a la comunidad de los creyentes en sentido estricto: el la señal de que su misión evangelizadora ha funcionado», explicó a Vatican Insider el portavoz vaticano, el padre Federico Lombardi, a pocas horas de la muerte del jesuita Carlo Maria Martini. El féretro del cardenal será expuesto a los fieles en el Duomo de Milán a partir de las 12 hrs. del sábado, hasta las 16 del lunes 3 de septiembre, cuando se llevará a cabo el funeral.


«Ahora que, en vista del Sínodo de los obispos de octubre, nos planteamos particularmente el problema de cómo anunciar el Evangelio en la sociedad de nuestro tiempo, el modelo de Martini nos es particularmente precioso –indica el padre Lombardi. El espíritu de su ejemplo ofrece una contribución muy importante para la temática fundamental de la Nueva Evangelización. El cardenal fue capaz de hablar no solo a los creyentes, sino también a los que están alejados de la fe, llevando a todos el anuncio del Evangelio. La reflexión que ha sabido desarrollar me parece extremadamente reveladora. Y el inmenso eco de participación ante su fallecimiento atestigua que su ministerio supo alcanzar a los muy diferentes sectores sociales y culturales».


El abrazo con Benedicto XVI durante la Jornada Mundial de las Familias fue el sigilio de su camino como pastor. «El encuentro en Milán hace dos meses fue in momento altamente significativo y la demostración de la constinuidad en el servicio pastoral de la arquidiócesis, Martini estaba consciente de haber llegado al final de su visita, y encontrar al Papa fue para él un don y el reconocimiento más bello por el servicio ofrecido duirante tantos años en la cátedra de San Ambrosio», puntualizó el padre Lombardi.


La muerte del obispo conciliar por antonomasia, Carlo Maria Martini, coincide con la apertura de las celebracione por el 50 aniversario del Concilio Vaticano II. «Ayer por la maña celebró su última misa», indicó el padre Cesare Bosatra, superior del colegio Alosianeum, en Varese (Italia). «Martini estaba sedado desde ayer y murió a las 15.45 hrs., serenamente, durante el sueño». Después del anuncio de la muerte del cardenal, el “hashtag” #Martini se filtró entre los argumentos más discutidos en Twitter. Pero, además de las numerosas expresiones de dolor y de tristeza, lo que más se discutía era la noticia del que el cardenal había rechazado el tratamiento terapéutico, como indicó el neurólogo Gianni Pezzoli. El cardenal se negó a que le alimentaran mediante una sonda. Desde hace quince días no podía tragar, por lo que se mantenía gracias a una hidratación parenteral.


El hecho de que el neurólogo del cardenal haya querido anunciar a la prensa esta decisión suena como un mensaje ”in extremis”, en la Italia en la que el punto más discutido de la llamada ley sobre el fin de vida es justamente el de la obligación de alimentar al pasiente, que se considera como una terapia crucial. La postura del cardenal era ya bastante conocida, por lo que no sorprende: la expresó claramente en 2007 con su artículo “Yo, Welby y la muerte”, escrito a pocas semanas de la muerte de Piergiorgio Welby, el enfermo terminal de distrofia muscular que pidió la suspensión de todas las terapias.

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