A partir de ese momento el recorrido que nos ofrece la
Cuaresma nos irá ofreciendo un itinerario bautismal, la preparación de los
catecúmenos para la recepción de los sacramentos de la Iniciación cristiana,
especialmente en la Vigilia Pascual, cúspide de todo. Este tono bautismal, catecumenal, se percibe
mejor este año que se corresponde con el Ciclo A.
La Palabra de Dios durante estos cinco domingos de Cuaresma, además del Domingo de
Ramos, tienen un hilo conductor muy bien organizado.
Las primeras lecturas nos
exhiben seis fases, una para cada domingo, de la Historia de la Salvación.
Todas ellas exhiben una dinámica interna. El primer domingo: la creación
cósmica y el pecado de Adán y Eva. El segundo: la vocación de Abrahán, principio
del pueblo elegido. El tercero: el peregrinaje del pueblo de Israel por el duro
desierto, camino hacia la plena libertad. En el cuarto: la unción de David como
rey de este mismo pueblo. En el quinto: la visión de Ezequiel de los sepulcros
abiertos. Y, finalmente, el Domingo de Ramos: el Siervo de Yahvé que se
entregará por nuestra redención.
Las segundas lecturas no suelen tener esa
misma continuidad, sino que son como la homilía de toda la
liturgia de la Palabra. Estas catequesis paulinas desean aterrizar en lo
concreto de nuestra vida, a partir del mensaje de las otras lecturas, o sea,
que la historia de Israel o la de Jesucristo sean también nuestra propia
historia de salvación, teniendo como ejemplo al mismo Jesús que se hizo uno de
tantos.
Si tomamos los evangelios, en
el primer domingo y en el segundo domingo de Cuaresma, en los tres ciclos
leemos la misma temática: así, en el primer domingo contemplamos les
tentaciones de Jesús en el desierto y en el segundo, la Transfiguración en el
monte del Tabor. A partir del tercer domingo cada ciclo es distinto. El tercer
domingo contemplamos el pasaje de Jesús y la Samaritana, que busca el agua
viva; en el cuarto domingo, el ciego de nacimiento curado milagrosamente por
Jesús y en el quinto domingo contemplamos la escena de la resurrección de
Lázaro. En el domingo de Ramos, leemos en la bendición de los ramos la entrada
de Jesús a Jerusalén según san Mateo y en la Misa leemos la lectura de la Pasión
según el mismo evangelista Mateo.
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