jueves, 3 de marzo de 2016

LA CUARESMA, TIEMPO PARA LA CATEQUESIS


            La cuaresma es un tiempo litúrgico muy apropiado para la catequesis, es más todo el itinerario que se nos propone en cuaresma está repleto de signos de cargado significado catequético. Comenzando por la celebración que inaugura la cuaresma, el símbolo de la ceniza nos invita a la conversión: “conviértete y cree en el Evangelio”. Poner el corazón solo en lo material nos convierte en efímeros, “en pan para hoy y hambre para mañana, como el polvo de la ceniza; sin embargo, creer en el Evangelio, creer en la palabra de Jesús el Señor, vencer la tentación del tener, idolatrar y mandar, conlleva –para un cristiano- a la propia realización personal plena.
Precisamente el itinerario cuaresmal es una propuesta de conversión. Ya desde el antiguo catecumenado, el catecúmeno recorre este camino para pasar de la situación de no fe a la fe, de increencia a creencia.
Este paso no es automático, como muchas veces ocurre en nuestros itinerarios catequéticos, en los que simplemente por pasar un tiempo ya nos sentimos legitimados para recibir especialmente los sacramentos de la Iniciación cristiana. En este sentido, la catequesis, de ayer y hoy, no puede estar supeditada a tiempos concretos, sino a la personalización del acompañamiento de los catequizandos por parte de los catequistas.
La cuaresma siempre será un tiempo de purificación tanto para los que están en proceso de Iniciación cristiana, como los que ya la hemos concluido, puesto que la Vigilia Pascual a unos les incorporará a la Iglesia y a otros nos invitará a renovar nuestra pertenencia.

Vivamos la cuaresma como camino hacia la cumbre pascual, este año bajo el prisma de la misericordia, precisamente en este período somos especialmente invitados a dejarnos iluminar por la luz de Dios, entrando en nosotros mismos, desenmascarando nuestras sombras, dejándonos reconciliar con Dios por medio de su Iglesia. Feliz travesía para todos. No vamos solos.

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