
La Basílica Santuario de la Gran Promesa de Valladolid estaba abarrotado de gente, los chavales y sus catequistas hasta sentandos por el suelo, para celebrar que Jesús es el Señor y que queremos ser testigos de su misericordia.
La delegación de catequesis agradece la participación de los catequistas y los confirmandos, pues gracias a esa movilización pudimos tener una experiencia diocesana de la catolicidad de la Iglesia.



Todos nosotros estamos llamados a ser testigos de la misericordia. Miremos a Jesucristo, pues el "es el rostro de la misericordia del Padre" (MV 1). Siendo misericordiosos como nuestro Padre, seremos pequeñas luces en este mundo necesitado de misericordia y saciado de desprecio. El perdón nos acerca a Dios y al prójimo.
Aprovechemos el tiempo de la cuaresma para purificar nuestro corazón, pues somos perlas preciosas, así nos ha creado Dios, pero la misma realidad nos llena fealdad, de distancia, de rencor, de... Recapacitemos y volvamos a la Casa del Padre, Él está siempre dispuesto a perdonarnos, a acogernos, su Casa ha sido siempre la nuestra, por qué dar más vueltas llenos de furia pro el exterior.
Sentir la misericordia de Dios es algo que conmueve a la persona y le llleva a la compasión. Seamos compañeros de la Pasión del Señor para que conociéndole le podamos, cada día, más amar y servir.
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