sábado, 10 de enero de 2015

Artículo de "Aleteia"





Una red católica mundial para compartir recursos sobre la fe con quienes buscan la verdad aleteia.org es una importante iniciativa de evangelización en el mundo digital, lanzada en otoño 2011 en Roma

El servicio de coordinar la catequesis es una de las exigencias de la institucionalidad eclesial.

La Iglesia busca no sólo la eficacia de la catequesis, sino sobre todo, la fidelidad al proyecto divino de salvación. Desde esta perspectiva cada comunidad eclesial, está invitada a revisar el servicio catequístico, a actualizarlo según el caso y a vivirlo a la luz de Cristo mismo.

Cada Iglesia particular tiene en su organización, por disposición canónica (CDC, 775), su delegación de catequesis que coordina la formación de catequistas y catequizandos a nivel diocesano de cara a recibir dignamente los sacramentos de la iniciación cristiana.

Y cada parroquia tiene su equipo de catequistas igualmente con un coordinador.


La coordinación a nivel diocesano y a nivel parroquial no es un asunto meramente estratégico, en orden a una mayor eficacia de la acción evangelizadora por medio de la acción catequética, sino que tiene una dimensión teológica de fondo.

La acción catequética debe estar bien coordinada porque toda ella apunta a la unidad de la fe que sostiene todas las acciones de la Iglesia.


El coordinador diocesano


El coordinador diocesano de catequesis será nombrado por el obispo y sus competencias o funciones son básicamente:


1.- Planificar los contenidos que se tienen que distribuir a lo largo de los años de preparación pre-sacramental.


2.- Estipular el tiempo de preparación para cada sacramento y velar por su cumplimiento.


3.- Velar por la formación permanente de los catequistas, mediante cursos, retiros, visita de animación a los catequistas.


4.- Convocar a los responsables (párrocos y laicos directamente implicados) para la revisión del proceso catequético.


5.- Realizar material catequético o subsidiario adecuado para la formación de catequistas. Así como también enseñar al catequista el uso adecuado de los instrumentos más comunes e inmediatos de la catequesis: audiovisuales, catecismos, textos, etc.



6.- Realizar y/o actualizar el material a utilizar por parte de los niños.


7.- Ofrecer las herramientas básicas para que los coordinadores parroquiales puedan desarrollar su capacidad de liderazgo en un servicio que promueva la comunión.


8.- Ofrecer a los catequistas coordinadores, los elementos necesarios para el mejor desempeño y eficacia; incluso dando elementos para planear tanto la preparación como la realización de la catequesis.


9.- Favorecer la formación de los adultos que no hayan sido iniciados en la vida cristiana.


10.- Inculcar una acción conjunta entre la delegación diocesana de catequesis y la pastoral educativa. Favorecer la comunión entre catequistas y profesorado de los diferentes colegios presentes en la diócesis.

Esto es importante dada la multiplicidad de agentes educativos que inciden en unos mismos destinatarios, fundamentalmente niños y adolescentes para que resplandezca mejor la unidad de la Iglesia particular.
El coordinador parroquial


A nivel parroquial el coordinador de catequesis será nombrado por el párroco, si hay alguien idóneo; en caso contrario será el mismo párroco quien coordine las catequesis.

Los coordinadores de la catequesis parroquial serán capaces de acompañar personalmente a los niños y a los grupos.
Esto permite motivar constantemente a los integrantes del proceso catequético y tener claridad en las metas que se persiguen.
Los coordinadores parroquiales de la catequesis visualizan el objetivo y trasmiten a todos el impulso requerido para que el empeño no sólo no decaiga sino que además se incremente.
Además mantendrá enterados a todos los integrantes del equipo de catequistas de lo que ocurre y así transmitir un clima organizacional serio que exprese participación y corresponsabilidad.


El coordinador se esforzará por verificar los conocimientos, la experiencia, la pericia o las habilidades de los integrantes del equipo de catequistas para ubicar a cada uno en el lugar más adecuado.

El coordinador favorecerá por tanto la complementariedad por la que cada integrante hace un aporte diferente que permite la consecución de los resultados esperados.


Este coordinador específicamente tendrá las siguientes funciones y/o responsabilidades:


1.- Buscar catequistas que reúnan dos condiciones: Humanas y cristianas:

a.- ¿Qué condiciones humanas? Equilibrio psicológico, capacidad de trabajo en grupo, responsabilidad y sensibilidad ante la realidad social.
b.- ¿Qué condiciones cristianas? Capacidad y deseo de comunicar la experiencia de fe, vida eclesial-sacramental probada, comunión y diálogo con los sacerdotes, que conozca y sepa aplicar el material catequístico.


2.- Actualizarse, participando activamente junto a los demás catequistas de las actividades formativas a nivel diocesano.


3.- Ser puente de comunicación entre la Delegación Diocesana de catequesis y el grupo parroquial de catequistas.


4.- Organizar una lista de todas las actividades importantes por hacer y ordenarlas según las prioridades. Y a partir de aquí programar el calendario de catequesis teniendo en cuenta el calendario escolar de los niños y velar por su cumplimiento.


5.- Coordinar los horarios, según disponibilidad de lugares y de personas.


6.- Velar por el cuidado del material didáctico y el mantenimiento de la limpieza y orden de los salones de catequesis.


7.- Enviar las invitaciones a los padres de familia con las fichas de inscripción.


8.- Es necesario realizar un seguimiento constante y crítico del proceso de acción con el fin de verificar si va bien encaminado al logro de los objetivos del plan catequístico.

La evaluación permanente, permite valorar el camino recorrido y realimentar en todo sentido el proceso de acción pastoral.


9.- Programar encuentros periódicos con los padres de familia para favorecer la corresponsabilidad.


10.- Pensar en la preparación inmediata, desde el punto de vista litúrgico, para la administración de los sacramentos de la confesión, comunión y confirmación.


11.- Delimitar las competencias de los catequistas,


12.- Diferenciar niveles de formación de los catequistas para asignar  grupos.


13.- Buscar catequistas auxiliares en caso de suplencias, pero que tengan un mínimo de idoneidad.


14.- Favorecer la cohesión de catequistas y catequizandos con la realidad parroquial, sobre todo en lo relacionado a obras de acción caritativa.


15.- Velar por que cada integrante del equipo catequético reciba el reconocimiento que merece por su desempeño, ya que les permite fortalecer su compromiso con el equipo.


16.- Tener la capacidad de manejar conflictos. Esto es una  tarea irrenunciable del coordinador de catequesis parroquial; por ello, debe estar preparado para manejar inteligentemente los conflictos que se presentan en la catequesis y con sus compañeros catequistas.

Estos conflictos surgen naturalmente debido a que las personas poseen su manera de hacer, sentimientos y deseos divergentes.


17.- Evaluar, junto a los catequistas, al final de cada etapa, lo realizado. La evaluación debe ser también un proceso sistemático y ordenado que brinde al catequista elementos objetivos para juzgar su desempeño, y que esto lo lleve a tomar decisiones para mejorar su labor.


18.- El coordinador, además de educar en la fe a sus catequizandos, también puede tener acciones indirectas: Promover la vitalidad de la parroquia, detectar vocaciones, facilitar el acercamiento de católicos alejados con la parroquia, frenar el avance de las sectas, etc..

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