miércoles, 8 de marzo de 2023

DOMINGOS DE CORTE CATECUMENAL


         La cuaresma avanza a lo largo de los días. Los cristianos y los que desean serlo disfrutamos de toda su longitud y hondura. La liturgia de la Palabra nos aporta amabilidad para que esta lucha, cuerpo a cuerpo, contra el maligno y el pecado, sea más llevadera y nos respalde para estar del lado de los que queremos empatizar, ahora, con los dolores de Nuestro Señor. Dolores que son los dolores del mundo y los dolores de su humanidad.

         Hemos pasado las primeras etapas del camino catecumenal, donde Jesús el Señor fue primero tentado en el desierto por el diablo (cf. Mt 4, 1-11). Y, después, la experiencia religiosa del Tabor (cf. Mt 17, 1-9), cumbre pre-pascual y manifestación de Dios: contamos con la carga de dicha experiencia para descender a la vida cotidiana y poder vivir en Su Presencia.

         Los siguientes domingos constituyen una especie de recorrido catecumental:

         1) El discípulo amado nos narra el encuentro de Jesús con una mujer Samaritana (Jn 4, 5-42). Un encuentro mal visto para los que miran con prejuicios: ¿cómo encontrarse un rabino con una mujer? Hasta a ella misma la parece increíble que un judío le pida de beber. Son distintos tipos de agua los que ahí se ofrecen: el agua que calma la sed física y el agua del Señor capaz de sanar toda enfermedad. El AGUA fuente de salvación que lava todas nuestras inmundicias.

         2) La curación del ciego de nacimiento (Jn 9, 1-41) aporta LUZ de Dios capaz de obrar el milagro de la vista. Especialmente desea abrir los ojos de aquellos que piensan que el pecado y el mal están siempre fuera de uno mismo: la culpa es de otros y por ello se buscan chivos expiatorios como en este caso la enfermedad. Jesucristo es esa LUZ que aclara nuestra vista y nos ilumina incluso la toma de decisiones. En el itinerario de la iniciación cristina también se precisa luz para el discernimiento, para la elección correcta de los que deseamos seguir el camino del Señor. 

         3) La resurrección de Lázaro (Jn 11, 1-45) aporta VIDA y no solo en Betania. Esa vida que se reconoce, también como experiencia religiosa, en la amistad del Señor con Lázaro, Marta y María. La cuaresma nos propone morir al pecado y a todas sus mentiras. Cada vez que muramos al egoísmo y sus mentiras, reviviremos para una vida plena y llena de sentido. Esa vida que aporta felicidad, preludio de la alegría pascual.

         Juan llena de ricos signos y símbolos todo su Evangelio, como el agua, la luz y la vida, necesidades vitales del ser humano. La Pascua se encargará de dar significado a todos ellos.

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