miércoles, 23 de noviembre de 2022

ESPERANZA

 Antes de Cristo, los hebreos fueron un pueblo muy sufrido, recordemos -por ejemplo- la esclavitud en Egipto, el camino por el desierto, el hambre, la sed, etc. Lo único que los sostenía era su fe en Dios y su esperanza en la llegada del Mesías. Como sabemos: Mesías, en hebreo, o Cristo, en griego, significa “ungido; es decir, el elegido de Dios y lleno del Espíritu del Señor. La promesa para este pueblo consistía en que llegaría el Mesías como el liberador de Israel, ungido para ser sacerdote, profeta y rey.

Análogamente, los cristianos cada año revivimos el acontecimiento del Mesías, pues para nosotros Él ya llegó y se encarnó. El tiempo del Adviento rememoramos aquel momento transcendental que llamamos Navidad: la Encarnación del Verbo de Dios. Por tanto, Adviento, es el tiempo, en el que, como Iglesia en camino, nos unimos a María embarazada en la dulce espera de Jesús. Y como los pastores y los Magos de Oriente, y una multitud de gente que nos ha precedido en la Historia de la Salvación, nos preparamos con oración y buenas obras para recibirlo. Nuestra ofrenda de Amor es respuesta a la consciencia de que Dios existe, sino que nos habita, ha acampado en nosotros y lo mejor es que para Él nosotros sí existimos, somos su Pueblo.

Si hay una actitud característica de este tiempo es la esperanza. Decimos con San Pablo que sin Resurrección vana sería nuestra fe, también podríamos decir que sin esperanza no hay catequesis. La catequesis desea suscitar esa esperanza, pues también necesitamos un proceso para aquellos que se inician cristianamente, al modo de los israelitas, que tenían sus guías y que los llevaban por el camino de la Luz, ante tanta incertidumbre con la que se topaban. Estos guías no eran solo líderes sino testigos, portadores del amor de Dios, de ahí su fidelidad a Dios y al pueblo: guardaban una unidad.

También la Iglesia habrá de aguardar con esperanza -durante este Adviento- la llegada del Salvador. El Sínodo del año 2023 nos debería animar a que esa esperanza aflore en la Iglesia y nos haga vivir la corresponsabilidad. 

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