Un nuevo año litúrgico comienza, el adviento, un nuevo ciclo también, el C. Catequesis y Liturgia un binomio integrador.
La Iglesia como Madre y Maestra que es, nos va dosificando el alimento y las enseñanzas que nos transmite; por ejemplo, la Palabra de Dios en la celebración litúrgica de cada Domingo.
Las personas necesitamos organizarnos, igual que se planea la semana, el trabajo, el tiempo libre, etc. A ninguno de los papás -de nuestros niños de catequesis- se les ocurre poner, a modo de bufet libre, todos los alimentos sobre la mesa para un largo tiempo, sino que los van racionalizando sobre la marcha. La Iglesia hace algo parecido. Ella desea que nosotros escuchemos todo el contenido de la Biblia, y para ello va dosificando a su tiempo las porciones necesarias para nuestro propio alimento espiritual; pues, dar todo el alimento requiere su tiempo, hay que ir digiriendo poco a poco.
La Iglesia divide las lecturas de la Sagrada Escritura en tres leccionarios que se corresponden con los tres ciclos litúrgicos, y que se denominan con tres letras: A, B, y C. Es decir, al final de los tres años habríamos podido escuchar casi toda la Biblia. Bueno, realmente, escucharíamos bastante más si participamos durante dos años en la Eucaristía de los días de diario. Las lecturas de lunes a sábado, días feriales, se fraccionan en dos colecciones que se van alternando según sea el añocivil sea par o impar.
La proclamación del Evangelio de cada domingo seguirá el siguiente orden de los ciclos A, B, C, que coinciden con los llamados evangelios sinópticos. Durante el ciclo A corresponderá la lectura del evangelio según san Mateo, durante el ciclo B será el turno de san Marcos y durante el ciclo C se leerá el evangelio según san Lucas.
Una vez terminado el C, en la mañana del sábado antes de las primeras vísperas del primer domingo de adviento del año 2019, automáticamente se regresará al ciclo A; y así sucesivamente.
Pero como sabéis los evangelios son cuatro, falta el de San Juan. ¿Cuándo se lee este Evangelio? El Evangelio de San Juan se reserva para el tiempo pascual de los tres ciclos.
El Año Litúrgico marca un itinerario por el que los que se inician cristianamente, así como los que les acompañamos (padres, padrinos, catequistas, sacerdotes, etc. comunidad cristiana), avanzamos por el camino de los misterios de la vida de Cristo. Conocer a la persona de Jesús para más amarle y seguirle.
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