miércoles, 8 de noviembre de 2017

IDENTIDAD Y VOCACIÓN DEL CATEQUISTA

            La faceta identitaria y vocacional del catequista se corresponde con el ser del catequista, aunque claramente tiene su repercusión en el saber y en el saber-hacer. La dimensión integral del catequista reúne a las tres, pero ciertamente es un tema de contenido espiritual.
            Este curso la Programación General Pastoral de la Archidiócesis de Valladolid nos anima a “Impulsar el acompañamiento, la formación, y la comunión de los discípulos misioneros”, por esta razón la Delegación diocesana de Catequesis anima a los catequistas a profundizar en el sentido de nuestra identidad y vocación.
            “No me elegisteis vosotros, fui yo quien os elegí” (Jn 15, 16). El catequista, a veces, sin saber cómo, se encuentra imbuido en la tarea de la catequesis. Sin embargo, en algunos casos, las motivaciones pueden ser insuficientes, como, por ejemplo: “mi amigo es catequista”, “se necesitaban catequistas y mi hijo iba a comenzar la catequesis”, etc. Por esta razón sería muy importante que redescubriéramos nuestra identidad ligada a nuestra vocación.
            Es cierto, cada día se está tomando con más responsabilidad el hecho de ser catequista, pero quizá aún nos quede trecho por andar. Creemos que no nos equivocamos si afirmamos que la mayoría acepta ser catequista para ayudar o porque le gusta, sin que se llegue a un planteamiento que responde a la llamada de Dios y a la respuesta nuestra.
            El catequista es alguien que cree en Jesucristo. Está convencido y da testimonio desde el convencimiento de la fe de la Iglesia que él/ella hace suyo. No se considera perfecto y sabe que vive su fe con limitaciones; la desarrolla en una comunidad, la Iglesia, a la que ha sido incorporado por el Bautismo. Él/ella está en camino, en búsqueda, y en continua conversión; recorre su camino de la mano de Jesús el Señor. Es hombre o mujer de su tiempo, que se deja interpelar por la Palabra de Dios y desde ella lee los acontecimientos de la vida.
            Desde esta vocación el catequista suscita en ellos mismos la “dulce y confortadora alegría de evangelizar” (Evangelii Gaudium) y así lo cuentan a sus destinatarios.
            A lo largo de este curso profundizaremos en este tema y lo haremos de distintos medios: en la formación presencial directa y también a través de la reflexión que se podrá encontrar en el blog de nuestra delegación diocesana (www.catequesisvalladolid.blogspot.com).


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