Los hombres y mujeres que son guiados por el Espíritu, manifiestan una
especial unión con Dios, viven su entrega unidos a Cristo y llegan a mirar la
historia, la vida, el mundo y al ser humano con los ojos de Dios. Al mismo tiempo,
son capaces de amar con el corazón de Dios. Aportan a la humanidad una manera
propia de servirle, de entregarse, desde los matices de Dios que han
experimentado: misericordia, compasión, profundidad, delicadeza…
La vida cristiana es siempre una respuesta y requiere de la persona
atención a Aquel que llama en cualquier momento. Es así como toda experiencia
de Dios se explica en este encuentro, poniendo de relieve la acción personal del
sujeto como respuesta a la acción de Dios, que lleva siempre la iniciativa. En los Ejercicios Espirituales se trata de vivir en continua presencia de Dios, entregándose totalmente a los demás, cada uno a su ritmo.
Los Ejercicios Espirituales pretenden “preparar y disponer” al ejercitante
para cumplir con total libertad la voluntad de Dios. Introducen a la persona en un
itinerario para alcanzar libertad; le proporcionan herramientas y experiencias donde es impulsada por el Espíritu; puede ir a las raíces hondas de su ser, de sus
deseos y temores, para hacer las opciones que más le ayuden al verdadero fin de
su vida; durante los Ejercicios se aventura en la experiencia del amor que la crea,
la perdona, la llama y convoca a ser como Jesús, el Dios encarnado.
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