domingo, 20 de abril de 2014

Homilía - Domingo Resurrección

           Al inicio de la Cuaresma ya les dije que nos poníamos en camino hacia la Pascua. Les dije que lo importante no era el tiempo cuaresmal sino la Pascua, que la cuaresma y sus consignas eran mediaciones para llegar a nuestro fin: el encuentro personal con el Resucitado. Por fin hemos llegado a nuestro destino: Jesucristo, nuestra Pascua, ha resucitado. Ha merecido la pena andar este duro camino, como la vida misma, para llegar hasta aquí y encontrarme con la comunidad cristiana que celebra con alegría que Jesús, el Hijo de María, ha resucitado. La comunidad cristiana representada en nosotros se llena de gozo porque la vida ha vencido a la muerte y la esperanza llena la faz de la tierra y hace todas las cosas nuevas.
Precisamente esa es ahora la consigna: la alegría, además de la fe, la esperanza, la caridad que nos hará estar más cerca los unos de los otros, que nos ayudará a ponernos en el lugar del otro, en muchas ocasiones habremos de ver el rostro del Señor en los crucificados de este tiempo.

            En la Vigilia Pascual consagramos el agua al introducir el nuevo cirio que representa la luz de Cristo que se hace presente en medio de la noche y de la cual nosotros tomamos luz porque Él en su vida nos ha dicho: “ser luz del mundo, sal de la tierra”. En medio de este mundo, del que nosotros vivimos, seamos centinelas para los demás. Celebramos la Eucaristía y todas nuestras vestimentas son de fiesta, porque el Señor ha resucitado y el hijo que estaba perdido ha vuelto a casa, por eso la alegría y la fiesta. 
            Es el tiempo de la fe y de las obras, de la confianza y del compromiso, no nos resistamos a la Resurrección del Señor, no paremos el reloj de la historia. Historia que comenzó hace muchísimo y que en la noche de la Pascua nosotros recogemos ampliamente, agradecidos de que Dios se haya hecho presente en todos los momentos de nuestra vida, no en unos momentos más que en otros, no solo cuando las cosas nos sonríen o parece que nos van bien, no en la Pascua menos que en la Semana Santa.
            Por favor, no busquemos a Cristo en el sepulcro, no permanezca su persona como muerta en nosotros, no busquemos al Señor en medio de los muertos, busquemos al que es camino, verdad y Vida en medio de los que vivimos. Alegrémonos porque esto es así, no nos dé miedo esta nueva situación; Cristo no es un fantasma, es nuestro Dios y hombre verdadero, que el Padre lo ha resucitado de entre los muertos. Resurrección a la que nosotros estamos llamados, por eso, por favor, vivamos nuestra fe y alimentémosla constantemente: orando, hablando con el Señor como un amigo habla con otro amigo, enseñando a orar a vuestros hijos, es más, orando con ellos, participando de la Eucaristía más que oyendo Misa, animando con nuestra alegría y nuestra presencia a otros a optar por la fe en el Señor y su Iglesia, celebrando los sacramentos, y nunca mejor dicho, viviendo como Dios manda.
            Es la hora del testimonio. Demos cuenta de lo que hemos visto y oído, con alegría, con profundidad, con certeza. En el encuentro del Resucitado con sus discípulos, con las mujeres, con seguridad, también con su Madre, nos manifiesta su paz, no hay porqué tener ya miedo y nos indica un legado: id y anunciad. ¿Qué es lo que hay que anunciar? Pues hay que llevar a los demás la Buena Noticia, que es Jesús mismo, su Evangelio, el Reino de Dios que Él nos proclama cada Domingo en el Evangelio.

            Hoy es Domingo, primer día de la semana y también octavo, puesto que el sábado es el séptimo, el día que el Señor descansó después de crear todo. Cuidemos este día en el que Jesús resucitó. Alegrémonos con María que tras la Resurrección está más tranquila porque el Hijo de sus entrañas no ha quedado sepultado para siempre sino que ha resucitado. Es Domingo que nos invita a hacer comunidad, a construir comunidad cristiana, a comprometernos con nuestra parroquia y a crear lazos de unión que persistan más allá de este encuentro y estos muros. Esto es así y así se lo cuento. FELICES PASCUAS DE RESURRECCIÓN.

No hay comentarios:

Publicar un comentario